No es de extrañar que Felipe V, recien llegado de Paris, sin  conocer una sola palabra de nuestro idioma, firmara despachos, cartas y otros documentos sin conocer su contenido como aseveraba el Prior de Antón Martín.

El primer Borbon heredó de Carlos II, además de asesores y  consejeros,  un estado de cuentas ruinoso que apenas contaba con efectivo  para los gastos ordinarios. No quedaba más remedio que recaudar, de la manera que fuera, para hacer frente a gastos extraordinarios como sostener el presidio de Ceuta o costear el casamiento del soberano.

Así es que en verano de 1701, aún sin saber hablar español, Felipe V firmaba una circular dirigida a todo el personal eclesiástico  de los Obispados para que, con su caudal,  acudieran en socorro de S.M.
Los afectados de Madrid se reunieron en la celda principal del convento de Antón Martín  los días 9 y 11 de julio y acordaron responder al rey  de forma conjunta a través de una  atrevida carta. En ella ponían de manifiesto  la  "pobreza" de los clérigos,  pues ....después que faltaron los monarcas Alfonsos y Fernandos, no hay memoria.....que los reyes sucesores de éstos les hayan dado cosa alguna, más bien han tratado de que   disminuyan sus ingresos y aumenten sus gastos.

 Habían acabado  los tiempos en que los reyes cuando salían repartían cuantiosas limosnas y cuando volvían edificaban templos y erigían monasterios. Por eso ahora vemos tan pocas victorias en nuestros reinos, por la escasa generosidad de los monarcas para con la Iglesia.

Desconozco si la carta llegó a manos del rey pero las propuestas que le hacen para sanear las arcas reales, en 24 horas,  llaman poderosamente  la atención por la audacia  y  el tono mordaz de algunas de ellas.

Todos los miembros de los Consejos  de Su Majestad que, a juicio de los firmantes,  deberían ser relevados,  gozan de unos ingresos considerables y han conseguido amasar un cuantioso  patrimonio a pesar de que ...todos vinieron a esta Corte con una garnacha raída..... Y hoy se hallan con la ostentación y grandeza que se manifiestan.  Y sus mujeres con sillas cargadas de joyas. Aluden en especial al presidente del Consejo de Castilla, D. Manuel Arias y Porres, a quien calculan una fortuna superior a los 150.000 doblones, de los que el año pasado ofreció 25.000 por un capelo cardenalicio y otros 40.000 para comprar un alto cargo de Inquisidor General, alardeando, además, de que para abonar tan altas cantidades, solamente tenía que abrir una gaveta. ...Es un santo prelado y podrá socorrer a V.M. con una buena porción sin desacomodarse...

Así mismo se permiten  aconsejar al monarca  que acuda a los Grandes de España. Con sólo la fortuna del Almirante de Castilla y del Conde de Aguilar bastaría para sustentar un numeroso ejército por muchos años.

Por otra parte, proponen ahorrar  de las cuantiosas  rentas que goza el rey, por concesión Papal, pertenecientes a  los Obispados ya  que éstas se gastan de forma innecesaria  repartidas entre músicos capones, bufones y otras muchas sabandijas de las que hay en la Corte de Vuestra Majestad.

Por último, hacen alusión  a ciertos rumores acerca de que algunos consejeros influyentes estarían tramando  que el rey se sirva de la plata de las iglesias en caso de necesidad.  Y advierten...No quiera Dios que V.M. tal despacho firme que será la total ruina....porque ..Señor, otro Poderoso que supo y pudo dar  a V.M. esta Monarquía aún cuando menos lo pensaba, podría quitársela a V.M. con la misma facilidad que se la dio.....


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