En los últimos años del siglo XVII comenzaba  a publicarse, de forma periódica,  la "Gaceta de Madrid", algo parecido al BOE actual donde, además de dar a conocer decretos, pragmáticas, ordenes y bandos, se recogían noticias y  sucesos extraordinarios del mundo conocido.

A través de este medio se daba a conocer que el 16 de mayo de 1767 se había realizado  en París una operación cesárea a la mujer de un zapatero. La paciente tenía 25 años y en sus tres anteriores partos había estado muy en peligro. El  artífice de la intervención  fue el Dr. Vermond  a presencia de muchos cirujanos y comadrones, sacando dos niñas, de las que murió una a los diez días y la otra vive robusta. La madre, en perfecto estado de salud,  salio a misa de parida el 27 de junio.

Así mismo, un cronista del momento refiere el extraño suceso de un parto múltiple, en julio de 1776,  en ciudad de México, donde Maria Bernardina  Ruiz de la Rosa parió cinco niñas en un intervalo de tiempo de unas 12 horas.  Todas ellas murieron a los pocos minutos salvo una, Maria Isabel,  cuya vida se plolongó  por espacio de dos horas. La madre logró recuperarse  sin mayores problemas.

En Madrid, en el mes de junio de 1779 Luisa Cardín, de 26 años, esposa de Manuel Gago, maestro zapatero frente de las carnicerías, protagonizaba  también un parto múltiple de cinco niñas. 

María Rey, vecina de Valladolid, de 24 años, casada desde los 18  con Pedro Álvarez,  peón y albañil en las obras de cantería, había dado a luz en tres ocasiones. Fueron partos difíciles en extremo hasta el punto de que hubo necesitado prevenirse con el Santo Sacramento de Penitencia y Eucaristía. Para  rematar alumbraba siameses el 5 de mayo de 1782, siendo necesaria la intervención  del diestro cirujano Juan Antonio Espeso que vivía en la calle de la Pasión. A unos pocos minutos de nacer, se producía el fallecimiento. La descripción del fetus  es como sigue: ....Un niño de dos cuerpos, cuatro brazos, cuatro piernas y una sola cabeza....En  el cogote dos orejas juntas, sólo un ombligo, un miembro viril en cada barriga, los costados y espaldas perfectos. Las manos encogidas hacia las barrigas....

Al tratarse de un suceso excepcional, las autoridades locales consideraron conveniente enviar el cadáver encajonado a la Real Academia de Madrid para su estudio. D. Ventura Estrada, comisario ordenador, hizo lo propio y, tal como consta en el manuscrito,  los representantes de esa institución  ni siquiera se dignaron enviar  para ayuda de sus necesidades, un pequeño socorro a esta pobre mujer que vivía con su familia en el piso bajo del palacio del Duque de Bejar.

Para restar protagonismo a  la excepcionalidad del caso y con el muy loable fin de dotar de buen ánimo a  la familia, el narrador alude a los muchísimos y muy frecuentes  errores de la naturaleza en la formación de  monstruos humanos, de los cuales  éste es el menos grave, teniendo en cuenta que, entre otros muchos casos, en una ocasión (no especificada)  nacía en León un niño con cinco cabezas.????







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