Apenas tuvo tiempo Carlos IV para ocupar el real solio cuando decidió conceder al Conde de Cifuentes el Collar de la Orden del Toisón de Oro.
El 15 de enero de 1789, desde el Palacio Real, el ministro  Floridablanca comunicaba al interesado, por carta,  la distinción de que había sido objeto  así como la fecha que S.M. tenía  prevista  para   el  ceremonial de la entrega.

Los gastos que llevaba aparejados la condecoración ascendían a 254 doblones de oro o, lo que es lo mismo 20.360 reales de vellón para pagar  a escribanos, ayudantes de cámara del Rey o  guardajoyas.  A esta cantidad había que añadir otros 24.170 reales en propinas de alabarderos, lacayos, porteros, mozos de retrete, ujieres, ayudas de oratorio, guardarropas, escuderos...En resumen, la alta distinción no estaba al alcance de cualquiera  ya que el propio interesado era quien afrontaba la mayor parte del gasto.

En la misma carta se comunicaba que el Rey había señalado  el día 3 de marzo a las 9:30 de la mañana para que V.E. reciba la insigne Orden del Toisón, suspendiéndose el luto en la corte en aquella mañana.

Llegado el día se daba inicio al proceso ceremonial de esta guisa:
Sentado S.M. en el trono dice a los caballeros:  sentaos y cubríos. Y a los ministros de la Orden: sentaos. El que hace las veces de padrino del nuevo caballero sale de la sala hacia la estancia contigua donde está el candidato a quien pregunta si admite el nombramiento y si se tiene por muy honrado con él. La respuesta es afirmativa y replica que acepta con toda veneración. 
El padrino se lo comunica al Rey haciendo tres reverencias, la última hincando la rodilla cerca del trono. Acto seguido se levanta y se retira sin volver la espalda a S.M., va en busca del candidato y le acompaña ante el monarca repitiendo reverencias, luego  se retira a su asiento quedando el candidato, hincada la rodilla, dando gracias al Rey por la honra de que ha sido objeto.

Después de jurar  las Constituciones,  el agraciado recibe al cuello, de su real mano, el collar de la Orden, ayudado por el padrino y el caballero decano  para que quede colocado  en la forma debida
El canciller pronuncia unas  palabras que dan fin al acto y el padrino ayuda a su pupilo  a levantarse y le acompaña llevándole de su mano derecha para que abrace a los caballeros concurrentes   por orden de antigüedad, empezando  por el primero del banco derecho del soberano, y de éste al primero del banco izquierdo y así sucesivamente haciendo la reverencia cada vez que pasa delante de S.M. Tras finalizar  el saludo, el padrino acompaña al nuevo caballero al asiento que le corresponde y éste se cubre.

El Conde de Cifuentes, D.Juan de Silva, galardonado con el Toison de Oro, que consta de 57 piezas  incluso el vellocino, había demostrado y exhibido  la  limpieza de sangre  de sus catorce apellidos.

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