SAN HERMENEGILDO (Sevilla).  I.

Fue Onofre de Salazar  quien denunció, en 1642, el impago de la deuda que con él tenía contraída el colegio de San Hermenegildo de Sevilla, comandado por frailes de la Compañía de Jesús.

Esta denuncia destapó toda una trama corrupta que salpicaba a seglares y eclesiásticos.

El Consejo Real de Castilla, el más alto órgano judicial del momento,  encargó a D. Juan de Santelices y Guevara, miembro del mismo además de gobernador de la Audiencia de Sevilla,  que conociera del pleito y causa del concurso de acreedores del colegio de San Hermenegildo....y embargara todos sus bienes y rentas y hiciera inquisición de los ocultados y los sacara de donde estuviesen...

Parece ser que desde 1632, año en que tomó posesión como  administrador de las rentas del colegio D. Andrés del Villar, se venían sucediendo las irregularidades y fraudes contables  que una década más tarde estallaban cual burbuja inmobiliaria en los albores del siglo XXI.

El colegio gozaba de unas rentas anuales entorno a 14.000 ducados, cantidad nada despreciable que bien administrada era más que suficiente para que el claustro viviera holgadamente y para  la asistencia a los necesitados, principal razón de ser de la institución.

Sin embargo, el Sr. Villar, el Rector y el Padre Provincial,  embriagados por el tufo de futuras grandes ganancias,  se dedicaron a comprar olivares, construir  molinos de aceite, despalmar y cerrar los cortijos de los graneros que en ellos se hicieron, arrendar grandes extensiones adehesadas, comprar ganados, emprender obras de muy elevado coste en el refectorio y otras estancias,  además de emplear alguna que otra suma en y para  el solaz de los frailes como el juego de pelota comprado al Duque de Medina, que costó 5.000 ducados.

Pero los planes no daban los resultados previstos y las deudas aumentaban de forma exponencial hasta el punto de no poder pagar, ni siquiera la mitad de lo adeudado  a  un total de  900 acreedores entre prestamistas, propietarios de tierras, trabajadores y todo el elenco de criados constituido  por pobres, doncellas  y viudas.

El proceso, larguísimo, no estuvo exento de controversia. Francisco Casaus, en representación de los frailes, escribió al Consejo Real suplicando se suspendiera y reformara la comisión del Sr. D. Juan (Santelices, que no parecía estar dispuesto a pasar por alto las irregularidades).....y se guardara la inmunidad eclesiástica que les asistía  gracias a diferentes  bulas apostólicas promulgadas al respecto.

Desconozco si, al final, los religiosos fueron juzgados por un tribunal civil o no.  Presumo que no.  Al menos pudo evitarse el alzamiento de bienes que pretendían. Pagó toda la culpa Andrés del Villar, el administrador seglar, que acabó con sus huesos en la cárcel y excomulgado por  el P. Provincial, quien otrora había sido  su cómplice en las andanzas ilícitas. ¡Paradojas de la vida!.

Para no extenderme demasiado, publicaré, próximamente, otro artículo entorno a este tema y aportaré más detalles acerca  del desarrollo de la investigación judicial.

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