A primeros de septiembre del año 1767 D. José de la Cuesta , capitán de infantería del Regimiento Lisboa en la isla de Cuba, se hacía cargo de la custodia de los jesuitas que llegaban a La Habana para emprender el destierro al que Carlos III había condenado a toda la Compañía. Los religiosos llegaban a la capital desde distintos puntos de la isla. Se alojaban en las instalaciones de la casa del marqués de la Real Proclamación , próxima al santuario de Nuestra Señora de Regla, en espera de embarcar rumbo a Europa. Durante el tiempo que duraba la estancia en la casa referida, el capitán Cuesta, asistido por dos sargentos y treinta hombres , era el responsable de cumplir con las disposiciones ordenadas por el rey y su lugarteniente, el conde de Aranda . Los religiosos debían permanecer recluídos dentro de la casa /depósito y privados de trato por escrito y de palabra con el exterior, si bien se ordenaba que fueran tratados con caridad, decenci...
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