Cuando a Carlos IV le quedaba poco más de medio mes como cabeza de la monarquía española, en Madrid, el 27 de febrero de 1808 , decretaba: .....Desde hoy y siguientes días de carnaval ninguna persona sea osada a tirar en las calles, plazas y paseos......huevos con agua, harina, lodo ni cosa con que se pueda incomodar a las gentes y manchar sus vestidos y ropas. Y echar agua clara ni sucia de las ventanas y balcones con jarros o jeringas....; ni se dé con pellejos, vejigas ni otras cosas. El rey no gustaba de celebraciones multitudinarias. Prefería emplear su tiempo en trabajos manuales y cultivar la paciencia montando y desmontando relojes. Hay que decir que gozaba de una vasta cultura, era muy religioso y poco amigo de festejos populares donde se saltaban a la torera las normas de urbanidad. En ese sentido se publicaron no pocos bandos. Que no se pongan mazas a persona alguna, a los perros ni demás animales...... esta...
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