Después de oir misa en Nuestra Señora de Atocha, el 26 de diciembre de 1629, Maria Ana de Austria, hija de Felipe III, emprendía el largo viaje que la llevaría a convertirse en Reina de Hungría y Bohemia tras sus esponsales con Fernando III, heredero de aquellos reinos. Las negociaciones para casarla con el Príncipe de Gales no habían llegado a buen puerto y se hizo necesario buscar alianzas por otras vías. La comitiva de acompañamiento estaba formada por más de un centenar de criados, pajes, mozos, ayudas, camareros y lacayos que cargaban con la ingente cantidad de objetos de plata, menaje de hogar, porcelanas, cristal o vestimenta que componía el ajuar de Maria Ana de Austria. No faltaban tampoco los afeites que diariamente necesitaba para su aseo personal y para el cuidado de su belleza, como frasqueras de vidrio con agua clara que duraron casi toda la jornada o dos cajones grandes con cosas de botica. El 7 de enero llegaban todos a ...
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