En el ocaso de su vida Felipe II elegía como camarera mayor de su flamante nuera, Margarita de Austria, a Juana de Velasco, duquesa de Gandía . Era un cargo apetecible por la generosa remuneración, los agasajos y sobre todo por las influyentes relaciones que podían surgir. El rey firmaba la carta dirigida a la duquesa donde se glosaban las obligaciones y responsabilidades del cargo de camarera mayor, muchas de ellas encaminadas a salvaguardar la honestidad de la futura reina y de las mujeres que pululaban entorno a su figura. Habéis de tener particular cuidado de estar a todas las horas con ella teniendo gran cuenta con el servicio y respeto y acatamiento que se le debe... Y estando la princesa sola habéis de dormir en su cámara, en cama en el suelo con su sábana que la cubra; y también dormirá en la cámara la dueña de honor mas antigua.... Y cuando el príncipe, mi hijo, durmiese en la cámara de la princesa, dormiréis en la cámar...
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