HISTORIAS DE OMAÑA:
Suele ocurrir que a medida que pasan los años el vínculo afectivo con la tierra natal se refuerza y la añoranza de aquello que fue -y no volverá- va ocupando cada vez mas espacio en las conversaciones y encuentros familiares o amigables. Por eso me alegra sobremanera encontrar en los archivos datos, nuevas, alusiones o cualquier otra cosa que tenga que ver con Omaña y sus gentes. Y he aquí estas cosillas que hoy comparto con quien lo desee, lamentando no poder revelar el desenlace por no disponer de documentación al respecto.
Reinaba en Castilla Juan II cuando, allá por el año 1452, el procurador fiscal del reino hacía saber al monarca que Diego de Laciana, con grande osadía y atrevimiento, en menosprecio de la justicia, por su propia autoridad, sin licencia y mandado (real), entró y tomó y se apoderó del lugar de Montrondo, llevando las rentas del dicho lugar...
Lo que procedía era acusar criminalmente a Diego de Laciana; el fiscal pidió al monarca que le proveyese de remedio de justicia....,pues no podía quedar impune un acto de semejante deslealtad. El rey, a través de su secretario, Fernando Díaz de Tudela, tomó cartas en el asunto enviando una misiva al acusado:
El día que esta mi carta os fuere mostrada en vuestra presencia.....y si no, ante las puertas de las casas de vuestra morada, haciéndolo saber a vuestra mujer e hijos -si los habéis- o a vuestros vecinos mas cercanos, que os lo digan y hagan saber por manera que venga a vuestra noticia y de ello no podáis pretender ignorancia diciendo que no lo supisteis.....Le daba de plazo 30 días primeros siguientes, los cuales os doy y asigno por sus términos, dándoos dos días por cada término y los postrimeros dos días por término perentorio.....,para que parezcáis personalmente ante mí....a ver la acusación o acusaciones que el dicho mi procurador fiscal ....os entiende poner sobre lo susodicho. Y a responder a ella y dar y alegar de vuestro derecho todo lo que quisiereis.....Que si en los dichos plazos no pareciereis, vuestra ausencia y rebeldía no retrase ni entorpezca el proceso porque yo mandaré proceder por ello adelante sin os más llamar.....( Dado en la villa de Tudela a 14 de julio de 1452).
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Veamos otra historia que nada tiene que ver con la anterior y que ilustra cómo era la legislación en la materia en la época en que está datado el documento.
Corría el año 1482 y Fernando Díaz de la Calzada, vecino de Valencia de Don Juan, suplicaba a los Reyes Católicos que le legitimaran para poder haber y gozar cualesquiera oficios de regimientos y alcaidías y escribanías y otros cualesquiera oficios que los otros hombres legítimos y de legítimo matrimonio puedan haber.....
Era hijo de Juan Fernández de la Calzada, vecino de Montrondo, arcipreste del valle de Paredes, del Concejo de Omaña, hijodalgo notorio de solar conocido de estos nuestros reinos....., el cuál, siendo clérigo de misa os hubo en María (?) Rodríguez.
Por esta nuestra carta alzamos y quitamos de vos toda mácula....y os restituimos en toda vuestra buena fama......, como si hubiereis sido nacido....de legítimo matrimonio.... Y os sean guardadas todas las honras y gracias...y franquezas y libertades y preeminencias y dignidades...y todas aquellas cosas que los otros hombres hijosdalgo, de legítimo matrimonio, gozan.....Y (se contemple este reconocimiento) de aquí adelante, en todo tiempo y lugar, no embargando la ley del Ordenamiento que el rey D. Juan, nuestro bisabuelo, hizo y ordenó en las Cortes de Briviesca (presididas por Juan I, que finalizaron en diciembre de 1387).
Con la legitimación quedaba Fernando Díaz en posesión de los mismos derechos que cualquier hijo legítimo, salvo haber ni heredar los bienes y herencias del dicho vuestro padre en perjuicio de los otros herederos, pues esta legitimación no la hacemos ni mandamos hacer a suplicación del dicho vuestro padre....
Que esta legitimación que nos os hacemos vaya señalada en las espaldas de nuestro capellán.....o de otro capellán conocido de la nuestra capilla.....(Madrid, 6 de diciembre de 1482)
De la primera historia, sería muy interesante conocer el final, no siempre el Rey de turno se empleaba a fondo con los poderosos que oprimian al pueblo.
ResponderEliminarEn la segunda historia, los Reyes Católicos
En efecto Paco, generalmente salían perdiendo siempre los mismos. Un servicio de armas (a costa también del pueblo) a favor de la causa y tan amigos.
EliminarEn la segunda historia, los Reyes no hicieron mucha cosa por su subdito, salvo darle algo de moralina, de la herencia y el parné nada.
ResponderEliminarTal cuál.
EliminarMuy interesante lo que nos aportas relacionado con Omaña. Gracias.
ResponderEliminarMuchas gracias.
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