APUNTES DE ALIMENTACIÓN. siglo XVIII
Los precios de los alimentos, incluidos los de primera necesidad como el trigo y el centeno, experimentaron importantes fluctuaciones en nuestra comarca a lo largo de todo el siglo XVIII.
La abundancia o escasez de cosecha en una economía de supervivencia, asentada exclusivamente sobre el pilar de la labranza, se traducía en bonanza y vitalidad o en hambruna, enfermedad y miseria . Así de simple y de trágico a la vez.
Evidentemente, la repercusión social del alza de precios de un producto de consumo necesario (cereales, carne....) no era la misma que si lo que se encarecía era un artículo de consumo suntuario (chocolate, bizcochos...).
En 1765 Carlos III eliminaba la llamada tasa de granos (precio máximo autorizado para la venta del cereal). Esta medida consistía en fomentar el libre comercio con la finalidad de que poco a poco se fueran modernizando las explotaciones agrarias, haciéndolas así más competitivas. Sin embargo, sin entrar en detalles acerca de los resultados de una política económica liberal, en circunstancias excepcionales de pésimas cosechas, las autoridades hubieron de recurrir a medidas intervencionistas para evitar que la especulación disparara los precios en exceso.
En julio de 1769 el rey expedía una Cédula ......por la cuál prohíbo, por ahora, la extracción de granos a reinos extraños...
Veamos cómo el éxito o fracaso de la cosecha anual determinaba la evolución de los precios en los mercados de Riello, en los años de los que tenemos datos. La unidad monetaria y de medida es la de reales de vellón por fanega.
AÑO CENTENO TRIGO
(primavera / otoño) (primavera / otoño)
1702 13
1740 17
1744 12
1745 13
1746 11-15 17
1747 17
1751 17 17
1760 24
1761 24
1762 10
1763 17 25
1769/70 35 28 37,5
1772 22,25 29
1779 24 27
1783 18-15
1785 20
1793 30-32
1794 38-42
1795 33 43
1796 25
1797 28 30
El precio de las legumbres que se cultivaban, habas y arvejos, se mantuvo en 6 reales/ cuartal desde mediados de siglo (1752) hasta los años finales, en que se cotizaron a 10 (abril 1794) y a 12 reales / cuartal (febrero y mayo de 1796).
En cuanto a otros alimentos que se consumían en Omaña en el siglo que nos ocupa, sabemos que había costumbre de hacer matanza (de cerdo, vaca o cabra) y ahumar la carne. En algunos de los lugares de la comarca, incluso, el señor jurisdiccional cobraba un tributo a los vecinos por el derecho de fumazga y/o matadera.
Era bastante común que las familias omañesas poseyeran una cerda madre para criar los marrancillos que en el futuro, inevitablemente, irían destinados al propio samartino.
Era bastante común que las familias omañesas poseyeran una cerda madre para criar los marrancillos que en el futuro, inevitablemente, irían destinados al propio samartino.
El tocino, el sebo y la manteca de cerdo eran mas caros que la cecina (entendiendo por cecina la carne curada de vaca con y sin hueso), cosa lógica teniendo en cuenta que eran las únicas grasas a las que la mayoría del vecindario podía acceder.
Una libra de sebo o de manteca de cerdo, valía 1 real y medio en 1752 y 2 reales en 1795 y 1797.
Cuatro libras de longaniza, 10 reales (1797).
Una pierna de vaca más dos paletillas, 50 reales (1769). Media cecina curada más el pellejo, 88 reales (1786). 50 libras de cecina, 75 reales (1797).
Tres tocinos, 75 reales (1769). Un tocino, 40 reales (1780). 80 libras de tocino, 160 reales (1797).
Aunque la mayoría de las familias dedicadas a la labranza se apañaban con los productos de su matanza, también habitaban en nuestra comarca eclesiásticos y civiles cuyo poder adquisitivo les permitía acceder a algunos alimentos vetados a sus convecinos. La demanda no era excesiva pero sí suficiente para que en Riello, cada semana, funcionara un abasto de carnes frescas, aceite de aceitunas, jabón, chocolate, bizcochos o vinagre. Los animales se sacrificaban allí mismo, en el lugar donde se celebraba el mercado. Se trataba en general de vacas y carneros, cuya carne, sangre y vísceras se expendían nada más recibir el visto bueno de los inspectores (reconocedores de las carnes) que se ocupaban de evitar y, en su caso, castigar el fraude tanto en el peso como en la calidad del producto. A este respecto y como nota curiosa apunto que allá por el año 1786 formularon una queja a las autoridades solicitando la aplicación de medidas más contundentes contra los infractores ...que venden la carne más infeliz a 7 cuartos y a 7 y medio... (un real equivalía a 8,5 cuartos).
En otro orden de cosas, había pequeños huertos de reducido cabimiento en casi todos los lugares del Concejo de Omaña donde se cultivaba corta porción de verduras. Solían estar en terreno comunal, había muy pocos y su aprovechamiento se establecía por turno. En 1752, Barrio de la Puente con 41 vecinos disponía solamente de siete huertos. En Senra, ese mismo año, residían 27 familias y había tres huertos cultivados. La rentabilidad que ofrecían era escasa y se estimaba en 3 o 4 reales de vellón al año.
En Marzan, Vegarienza y Cornombre adquiría cierta importancia la producción de miel y cera porque se pagaba diezmo. En Barrio de la Puente se localizaban a mediados de siglo 43 pies de colmena. En Cirujales, 20 y en Villabandín, 18. En otros lugares como Fasgar, Murias o Senra no se contabilizaba pie alguno.
El consumo de pescado era ocasional y se reducía a las truchas locales cuya pesca estaba regulada por pragmáticas reales y ordenanzas locales que establecían fuertes sanciones para todo aquél que osara saltarse a la torera el tiempo de veda. Hay que decir que las truchas constituían una materia prima muy codiciada, hasta el punto de ser causa de conflictos entre la vecindad y el señor jurisdiccional de alguno de los lugares de Omaña.
Unos pocos vecinos privilegiados del Concejo podían adquirir otro tipo de pescados como truchuela a precios muy elevados.
Las frutas frescas y frutos silvestres eran de temporada y no hay constancia de que se usara algún método de conservación.
Sí sabemos, con toda seguridad, que en el siglo XVIII, en Omaña, aún no se conocía lo que más tarde supondría un revulsivo importante para las economías familiares: el cultivo de las patatas.
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ResponderEliminarInteresante documento, que tiempos aquellos en los que el tocino de cerdo era mas caro que la cecina de vaca.
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