Muchos fueron, a lo largo de los siglos, los episodios de epidemias que hicieron mella en la población de aquellas regiones donde se mostraban con mayor virulencia.
Hacia mediados de junio de 1679, buena parte de Andalucía sufrió el azote de una peste que obligó a las autoridades a tomar medidas excepcionales para evitar que se extendiera a otras regiones próximas.
El porcentaje de mortalidad era muy elevado, los dos tercios de las personas que se contagiaban, acababan sucumbiendo a la enfermedad.
Una de las ciudades mas afectadas resultó ser Lucena, donde, además de organizar sendas fiestas religiosas a San Roque y a Ntra Sra del Rosario con el fin de que sean nuestros abogados con la Majestad Divina, se hizo necesario buscar un lugar adecuado en el que instalar un hospital de forma temporal con el fin de que no estuvieran mezclados los que padecían enfermedades regionales con los apestados. En un principio se pensó en la ermita de Ntra Sra de la Cabeza como lugar apropiado, sin embargo los médicos rechazaron esa ubicación por el exceso de humedad que presentaba el templo.
Así las cosas, ante la premura con que era necesario actuar, se acordó acondicionar con los enseres necesarios las casas del presbítero D. Antonio Roldan para ser utilizadas como sanatorio.
El 12 de julio estaba el hospital operativo. Los gastos iban a ser crecidos: personal sanitario, alimentos y medicinas para los enfermos, sillas de mano para transportarlos, carretones para los enseres y mobiliario, enterradores.. Del mismo modo, y atendiendo a la legislación vigente en esta materia, se debería proceder a la quema de ropas, muebles y enseres de los afectados
. Para el socorro de esta necesidad, el Duque de Medinaceli, señor de aquellas tierras, comprometió la cantidad de 2000 ducados.
A finales de noviembre la ciudad volvía a la normalidad tras este episodio dramático que costó la vida a cientos de personas.
Los médicos y cirujanos se encargaron de describir los síntomas de la temida enfermedad:
Pulsos parvos, céleres, frecuentes, lánguidos y desiguales; ansiedades, angustias, calentura, orinas perturbadas a las 24 horas, tumores o bubones, secas o landres pestilenciales en los emuntorios, carbuncos, vómitos biliosos...De los tumores se reconoce su malicia y el poco lugar y tiempo que dan para la curación a abrirlos crudos....
La muerte sobrevenía en cuatro o cinco días...
La epidemia mas famosa que sufrió Andalucía de peste bubónica, que es la que describen los galenos en tu recuerdo histórico, fue en la primavera verano de 1649, por el Corpus llegó en Sevilla a su punto álgido.
ResponderEliminarGracias Paco. Sé que se produjeron varios episodios de peste pero desconocía que la mas virulenta hubiera sido la de 1649.
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