CONDENAS Y EJECUCIONES. (Primera parte):
A la Sala de Alcaldes de Casa y Corte le estaba encomendado el gobierno general de Madrid, que desde 1606 (tras el breve periodo vallisoletano) se constituyó en capital del reino. La Sala, con poder administrativo y judicial, se encargaba de velar por el cumplimiento de las ordenanzas y de castigar a los contraventores de las mismas. De mediados del siglo XVII (entre los años 1630 - 1685) data una relación de documentos que recogían la normativa a aplicar en cuestiones y actividades ordinarias o extraordinarias. El protocolo a seguir en la ejecución de las condenas era una de ellas.
Aquellos reos que iban a ser degollados o ahorcados, tras oír misa, eran conducidos al cadalso -algunos, arrastrados- siguiendo un recorrido que la autoridad señalaba. Al llegar allí, los alguaciles debían despejar los alrededores debido a la cantidad de gente que se congregaba, sobre todo religiosos. Éstos, con la capa de la piedad no se pueden echar de allí y ocasionan alboroto y conmociones del pueblo porque siempre llevan mas intención de escapar al ajusticiado que ayudarle a bien morir. No sería mal remedio que alrededor de la horca se hiciera una valla con su puerta para limitar la entrada. Así se excusarían los lances que tantas veces se han ofrecido sobre si cortaron o no cortaron los cordeles y otras marañas que los tales religiosos fraguan.....Parece que los padres de la Compañía (de Jesús) eran los únicos religiosos que no estorbaban ni abortaban las ejecuciones, ya que son muy atentos en esto...y se les debe mucho...
El destino final del cadáver de un condenado a muerte también se recogía en la sentencia y variaba según la gravedad del delito que hubiese cometido. Así, podía ser encubado (metido en una cuba y arrojado al agua); quemado, tras lo cuál, en dándole el garrote se arrima al fuego y se están allí los ministros hasta que del todo se ha quemado; descuartizado, operación que también se realizaba en una mesa al pie de la horca, cargándolo luego en un carro chirrión. Y no se ha de consentir se lleve el cuerpo entero a hacer cuartos en el campo, así para que en la plaza sea ejemplo y escarmiento, como para excusar riesgos de que...no se ejecute lo que está mandado. Los que corrían mejor suerte se llevaban directamente a enterrar a San Ginés.
Ojalá el conocimiento del pasado, aún siendo tétrico y desagradable, sirva para construir un futuro donde prevalezca la dignidad de las personas.
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