CRIMEN EN PAREDES DE NAVA:

Reinando nos en los nuestros reinos de Castilla y León, en un día del mes de junio de 1492......, estaba Fernán González de Bayona en la iglesia de Santa Olalla de la villa de Paredes de Nava y se celebraba la Pascua del Sancti Spíritus, oficiando la misa el vicario Fernán González Serrano. En un momento de la ceremonia, el vicario,  movido por el odio y enemistad que le tenía y por  le deshonrar, leyó una carta de excomunión a González de Bayona, cosa que no era habitual que se hiciera y menos, en público.

Por no desobedecer y cumplir lo que se le mandaba, Fernán González de Bayona salió de la iglesia en dirección a su casa. Apenas había abandonado el templo, en la calle frontera de la casa de Hernando de Salamanca, vino contra él Pedro Serrano pellejero y hermano del vicario - con un puñal en la mano. Por detrás y a traición y mala y alevosamente  le dio dos puñaladas, de las que salió mucha sangre falleciendo poco después.

Pedro Serrano estaba muy bien emparentado en la dicha villa y tenía gran favor, incluso de los condes de Paredes de Nava. Al principio el asesino consiguió escapar y refugiarse en una iglesia en la que  luego fue hecho preso, aunque poco duró el encarcelamiento. Por esa protección y favor de que gozaba el reo desapareció misteriosamente y nada se supo de su paradero. Los familiares de la víctima sufrían constantes represalias  por haberle denunciado.  Con su tío García González a la cabeza, se vieron obligados a  pedir amparo a los Reyes Católicos, ya que ..... por haberse  querellado en el nuestro Consejo de la muerte tan malamente hecha.....se les habían causado muchos daños y males. Del 17 de julio, en Valladolid,  data  la respuesta favorable de los reyes: Que no sean osados de los herir ni atacar ni prender ni embargar sus personas y bienes....

Además de Pedro Serrano, principal matador, resultaron culpantes algunos familiares suyos, incluido el merino de  dicha villa. A todos ellos se les convocó a declarar en sede judicial. Hay que decir que el asesino, a pesar de que se le prorrogaron los plazos para comparecer ante el Consejo Real, no dio señales de vida. Fue juzgado  en rebeldía y condenado a muerte y  perdimiento de la mitad de sus bienes....Y mandaron que la dicha pena de muerte le sea dada en cualquier ciudad, villa o lugar del reino. De manera que sea preso y trasladado a la cárcel pública; y desde allí, montado en un asno con las manos atadas y una soga de esparto a la garganta, sea traído a voz de pregonero por los lugares acostumbrados. Y sea conformado, altos los pies del suelo, y estén allí hasta que naturalmente muera y le salga el ánima de las carnes porque a ello se ha castigado.....(Olmedo 25 de abril de 1493). Las costas del proceso, a cargo de los bienes del condenado, se cifraron en 3.329 maravedíes.


 



Comentarios

Entradas populares de este blog