JESUITAS EN RUSIA:
El monarca hispánico Carlos III consiguió, tras la expulsión de los jesuitas de todos sus territorios, que el Papa Clemente XIV ordenara la supresión de la Compañía. Prácticamente los frailes habían desaparecido de toda Europa, si bien se mantenía una pequeña comunidad en la llamada Rusia Blanca. La Santa Sede, con el propósito de acabar con este reducto de desobediencia y, de paso, negociar otros asuntos relacionados con los católicos de aquél país, enviaba una comisión diplomática a San Petersburgo.
El 4 de abril de 1784 el embajador de España en Rusia comunicaba al influyente secretario del Despacho de Estado, Floridablanca, que la comisión enviada por Roma había concluido las negociaciones con satisfacción por ambas partes. Sin embargo el asunto de los jesuitas no se trató sino por encima....Se agradecía al príncipe de Potemkin, favorito de la emperatriz Catalina II, la protección que dispensaba a la religión católica y su disposición a allanar las dificultades para que la reina ordenase construir una iglesia católica en Tiflis. La comisión, con el embajador de Roma a la cabeza, logró también que la emperatriz permitiera la entrada de clérigos extranjeros -ofreciéndoles recompensas proporcionadas- para atender a los católicos sin la obligación de hacer el juramento que antes se les exigía de permanecer por toda la vida en Rusia.
Lo cierto es que en ninguna parte importa tanto como aquí que los sacerdotes sean instruidos y de loables costumbres, porque estando toleradas y en libre ejercicio todas las religiones y sectas, a cada momento se está en el caso de hacer el cotejo de la conducta....de los ministros de ellas.....
Respecto a los jesuitas, ni siquiera Potemkin se atrevió a mediar, por tratarse de un negocio personal de la soberana en el que se veía comprometido su honor..... Que no era todavía tiempo de tocar en él y que era menester aguardar a otra coyuntura.....Opinaba el autor de la carta que, con el tiempo, sería el obispo de Mohilow quien resolviera la situación. Al parecer, este prelado, que manifestaba resentimiento contra los jesuitas, gozaba del favor de la emperatriz, por lo tanto, con su influencia conseguiría desterrar el nombre de jesuitas, que es casi lo único que queda de la extinguida sociedad.....Vivían en Rusia 47 religiosos de la Compañía de Jesús, su noviciado contaba con diez jóvenes mal cuidados y de familias poco respetables.....Y sus escuelas deben ser inspeccionadas por los canónigos de Mohilow.....
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