SUCESO EN TIDORE. SABIOS CONSEJOS:
Sebastián Hurtado de Corcuera, gobernador y capitán general de las Islas Filipinas, hacía saber al rey Felipe IV, a través de una carta fechada en 20 de julio de 1640, un asunto de extraordinaria importancia. Pedro de Heredia, gobernador a su vez de Terrenate (pequeña isla de Indonesia) había depuesto al rey de Tidore (otra isla de Indonesia), Cachil Naro, y sentado en el trono local a Cachil Borontalo, pariente suyo, obligando a los vasallos a reconocer de inmediato al nuevo monarca. Hurtado de Corcuera, haciendo valer su poder sobre Heredia, intentó restituir al depuesto por medios pacíficos pero, al no conseguirlo, el sargento mayor Francisco Hernández, soldado de bríos, tomó a su cargo el traer preso o matar al nuevo rey.
Con ese propósito se embarcó en una galera con catorce soldados. Al llegar la expedición a Tidore, siete de los soldados se quedaron en el barco y los otros siete acompañaron al sargento a la casa de Cachil Borontalo, que les recibió con amabilidad dando inicio a una tranquila conversación. En medio de la tertulia los soldados le dieron al rey de puñaladas, los vasallos se alborotaron tomando las armas y el sargento, al parecer, fue quien actuó como pacificador sosegando los ánimos y restituyendo al rey depuesto.
Los miembros del Consejo Real, moderadamente escépticos por no haberles comunicado la noticia la Audiencia de aquellas tierras, decidieron que lo mas prudente era esperar un tiempo antes de que Felipe IV rubricase un dictamen al respecto. No obstante, visto que el conflicto se había resuelto de manera favorable a los intereses reales, acordaron no amonestar al gobernador concluyendo que se le podrían dar las gracias a D. Sebastián Hurtado de Corcuera con palabras moderadas. Y advertirle que en cosas de esta calidad procure excusar empeños semejantes, pues siempre convendrá tener la mano en todo aquello que puede ser principio de inquietud y ocasione alguna turbación, como en este caso pudo suceder ......Y mucho más se debe reparar en los tiempos presentes......Y no es bien que los ministros de V.M. se muevan con ligeras causas...., sino que se persuadan que no conviene llegar a estos lances...Y que procedan siempre....con mucha templanza y prudencia. (Madrid 3 de agosto de 1643).
Comentarios
Publicar un comentario