El día 3 de abril de 1763 se estrenaba en el Teatro de Barcelona la ópera titulada "El Racionero" en la que participaba el mejor bailarín italiano del momento, llamado Tarrapaton ???.

En la misma fecha se representaba en el Teatro del Príncipe de Madrid la comedia "Cada uno para sí". Y en el Teatro de la Cruz, también en la capital,  la obra "Hay duelo de damas" era interpretada, en sus principales papeles, por las actrices María Lavenan  haciendo de dama  y la Granadina en el papel de graciosa.

Las funciones teatrales se representaban a diario en los dos corrales de que disponía la ciudad de Madrid. Dependiendo del éxito o de la demanda del público, a veces la misma función se repetía durante tres o cuatro días; otras veces se renovaba casi a diario.

A los actores se les asignaba una cantidad de dinero, previamente pactada con las autoridades, de la que, además de su trabajo,   tenían que costear el vestuario, iluminación, decoración de escenarios....

El 16 de abril de 1763 subió el precio de la carne a razón de un cuarto por libra,  lo que dejó bastante afligido al pueblo. Este contratiempo inesperado no fue óbice para que, en esa semana, se recaudara la nada despreciable cantidad de 10.579 reales de vellón en el corral del Príncipe y 12.186 en el corral de la Cruz, cifras que llegaron a duplicarse en el mes de julio.

Antonio Romero, primer maestro de matemáticas, refiere en un curioso  semanario noticioso, los títulos de las obras teatrales que se representaban; entre ellas La gitanilla, No puede ser, Primero es la honra, El hijo de sus obras, Juan Labrador, Roberto Diablo, Los trabajos de Tobías, El cura de Madrilejos.....

La ópera La Frasquetona se estrenaba en Madrid en 1783 con gran aplauso de la Grandeza y del público. Los actores principales  Sebastian Brinole, María Pulpillo, Polonia Rochel, Tadeo Palomino y Manuel García, firmaban una petición dirigida al Corregidor de la ciudad solicitando una gracia (paga extraordinaria) en vista del éxito cosechado que se tradujo en una recaudación de casi 72.000 reales en nueve días, de los cuáles, descontados todos los costes, quedaban libres casi 36.000 para ingresar en las arcas reales y municipales.



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