La utilización de  la ironía con fines críticos y/o  humorísticos, es y ha sido un recurso literario a considerar. Situándonos en el siglo XVII, un gran número de escritos en prosa y en verso, en general de autores anónimos, trataban de ridiculizar o, al menos, cuestionar los vaivenes de la política, de los personajes públicos, de las instituciones  o, incluso,  de la religiosidad de algunos clérigos.

 Muchos de estos escritos fueron recopilados por Antonio Paz y Mélia, y publicados en 1890 bajo el título  "Sales españolas o agudeza del ingenio nacional". Un capítulo de esta obra está dedicado al  Dr. D. Juan de Flórez y Rodriguez, clérigo y  prebendado, medio racionero de la Sta Iglesia de Granada.
La historia es como sigue: D. Juan recibía al visitador eclesiástico, quien iba a encargarse de comprobar que, tanto la vida pública del sacerdote como la privada, se ajustaban  a los cánones marcados por  las altas dignidades de Roma y de la Monarquía. Se practicó un inventario de sus bienes y se comprobó  con sorpresa que, en vez de misales y libros de oración,  casi todas sus antigüedades o reliquias, las que guardaba con celo, escondían una conciencia claramente profana.

Al consultar un manuscrito referido al tema (a buen seguro habrá más de uno) encontré una relación de objetos que no se corresponde exactamente con la que refiere A. Paz y Mélia. Por eso y por la curiosidad de los datos, paso a  transcribir un extracto de dicha relación.

Una calceta de nuestro padre Adán.
Medio remo de la barca de Aqueronte.
Tres pepitas de la manzana del Paraíso.
Un clavo del arca de Noé.
Una sandalia de la reina de Saba.
La cresta del gallo de la Pasión.
Una clavija del arpa de David.
Tres muelas de Goliat.
Un anillo de Salomón.
Una hebilla del conde D.Julian.
El morrión y peto de D.Quijote.
Una uña del mal ladrón.
Una canilla de Mahoma.
Medio cerquillo de Lutero.
Una camisa de Calvino.
Una instrucción de molinos.
Una liga de Ana Bolena.
Las pestañas del perro de San Roque.
Una herradura del caballo del Cid.
Un diente del rey Wamba.
Una pata de la araña de San Jorge.
Cinco bigotes de los moros que mató Santiago en la batalla de Clavijo.
Una rana de la plaga de Egipto.
Una pluma del cuervo de San Pablo.
El grillete de San Pedro.
El Al-Corán de Mahoma, original.
Un gorro de Simon Cireneo.
Un pedazo de la toca de la madre Celestina.
Veintiuna lenguas de la Torre de Babel.
Doce lágrimas del Rey Chico al despedirse de Granada.
El rabo de la burra de Balaam.
Una chinela de Herodes.
Una pluma del caballo Pegaso.
Una navaja del barbero de Adán.
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Además, por supuesto, de varios documentos que demostraban la limpieza de sangre y la hidalguía del clérigo.


Un relato curioso y simpático, y a la vez una crítica feroz a la doble moral que, antes como ahora, practicaban algunos paniaguados que gozaban de privilegios gracias al erario público.




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