El aprieto de mi patrimonio;  la despoblación del Reino;  la flaqueza del trato y comercio; la dificultad que hay para su restauración  conservándose las cosas en el estado presente;  la falta de moneda y la mucha que se saca a los (reinos) extraños; la poca sustancia de mis vasallos agravada por las contribuciones a que tienen que hacer frente a causa de  la nefasta administración o escaso ajustamiento  con que proceden  las autoridades locales y provinciales.... Y por otros muchos gastos que se han introducido... se vio obligado el Rey a convocar una especie de  "comité  de expertos" en materias diversas  con el fin de encontrar  soluciones al, más que evidente, declive económico y social que atravesaba la Monarquía.

El 1 de noviembre de 1622,  Felipe IV se dirigía, por carta, al Marqués de Montesclaros  pidiéndole opinión acerca de las medidas consensuadas  y aprobadas,  por los miembros del referido comité,  el 22 de octubre  para  mejorar el estado general de la economía ...y el alivio de mis súbditos, que es lo que principalmente deseo y procuro por todos caminos. 

Reducir  drásticamente   el número de funcionarios públicos: escribanos, alguaciles y otros ministros menores, eliminando las dos terceras partes de ellos. 
 Suprimir un  regidor o  teniente en aquellas ciudades o villas donde hubiera dos, salvo en Sevilla  donde, ambos tenientes  deben permanecer, uno para la ciudad y otro para la tierra.
 La contribución de millones desaparece  a partir del primer día de enero de 1624.
A todas las villas y lugares se les concede licencia para el  establecimiento de  arbitrios desde principios de 1623, o bien,  en su defecto,  la sisa de una de las cuatro especies  (vino, vinagre, aceite y carne).
Un nuevo impuesto destinado al mantenimiento de la tropa se va a cargar  a todos los ciudadanos a partir del día de San Juan de 1624.

El Rey, optimista,  considera  este paquete de medidas totalmente acertado y así se lo hace saber al Marqués. ..... Lo que ha sido Dios servido que se consiga es, no sólo no gravar los súbditos, sino aliviarlos de las imposiciones que se tienen por más gravosas....

Lo que está por comprobar es si realmente  Felipe IV, con apenas 17 años, adicto al sexo y  muy aficionado  a la caza , mostraba  interés alguno por  los asuntos de Estado o era cosa de sus asesores y/o validos. 


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