Melchor de Macanaz (1670-1760) estando preso en La Coruña, tenía todo el  tiempo  del mundo para leer y releer tratados y para dejar constancia, por escrito,  del resultado de sus análisis políticos, religiosos y sociales.
Personaje tozudo en extremo, controvertido y contradictorio, en 1757 caía en sus manos lo que él mismo denominaba "Código Federico" que no era otra cosa que la obra Derecho Cristiano Universal  de Federico II, el Grande, de Prusia, que había sido dada a conocer a través de su, entonces amigo y más tarde íntimo enemigo, Voltaire.
 Declarado admirador de algunas de sus políticas, abogaba por reducir de manera drástica  el número de cargos públicos, cortar las trampas legales, purgar los tribunales...y prohibir que haya Procuradores, además de limitar las competencias y reducir las minutas de los abogados. Contaba  que Federico II reclutó su ejército de la gente que se mantenía de los pleitos y que éstos desaparecieron...
Que en las Universidades, los que sean incapaces, con los que aborrecen el estudio,  sean echados de ellas. Y a los de conocido ingenio y aprovechamiento, se les aliente con los premios y honores. 
Criticaba  abiertamente la excesiva carga impositiva que soportaban los contribuyentes. Hacía lo propio con  el elevado  número  de  Universidades, libros y manuscritos que, desde Felipe III se permitían, habida cuenta de los deplorables  principios que divulgaban. Todo se ha de hacer sin escrito alguno, pues el mismo Dios así lo dispuso.....
Reprochaba a los gobiernos de Europa, sobre todo al de  España,  el haberse apartado de los códigos que manda la Iglesia y haber abrazado el Derecho Civil de los romanos, gentiles, judíos y cismáticos... 
Declarado defensor de la política de Isabel la Católica,  opinaba que volverá la España a ser la madre y la maestra del Universo, sólo con volver a abrazar el católico gobierno que todos nuestros mayores siguieron.....
A Federico II le dedicaba  un duro varapalo por la  tiranía que ejercía hacia el  estado de Sajonia, ante cuya situación  España no abre la boca por el miedo a las represalias   (como San Juan nos dice que la Fe se sofoca por temor).
 El Rey de Prusia parecía  haber olvidado que sus vasallos fueron los únicos que en Alemania eran caribes (sic) y comedores de carne humana como los escoceses. Y que a unos y otros les sacaron nuestros godos de este detestable vicio.


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