Tengo que reconocer mi querencia por el Siglo de las Luces, el XVIII, el de la Ilustración, el más documentado y el de los personajes, a mi juicio, más interesantes, a la vez que incómodos, de la Historia Moderna en Europa.
La figura de Federico el Grande de Prusia, practicante convencido del despotismo ilustrado, a quien se le deben importantes avances en cuestiones de derechos ciudadanos, además de muchas luces, tuvo también, como todos los mortales, sombras dignas de mención.
Voltaire y Federico II cultivaron una intensa amistad que más tarde se convirtió en enemistad profunda.
Se desconoce el nombre del autor de un curioso documento que, al parecer, se encontraba entre otros que, en su día, pertenecieron a Voltaire. Fechada en el año 1752, se trata de una especie de semblanza del rey de Prusia. Con el fin de arrojar algo de luz acerca de su controvertida personalidad, paso a transcribir algunos extractos del escrito.
Estatura de cinco pies y dos pulgadas, bastantemente proporcionado pero no bien hecho, algo retorcido. Semblante agradable.........un eco de voz muy gracioso aún cuando jura. Habla mejor el francés que el alemán.....Muy buen pelo color castaño claro y siempre le trae en coleta. Él mismo se peina.... y no tiene costumbre de usar chinelas, bata o gorro de noche.....Todo el año trae botas , no sabe andar con zapatos..... Se viste siempre con uniforme militar.
La vida de Federico, tal y como relata el autor del texto, transcurre de esta guisa: Se levanta a las 5 de la mañana y permanece dos horas retirado, se viste a las 7. Ocupa la mañana en leer y contestar correspondencia, instruir a los soldados y dictar las directrices de gobierno.
Come a las 12.30, en su mesa hay espacio para 24 comensales y jamás se sirven más de 16 platos (sopa, cocido, guisos, asados, entradas, entremeses...), todos ellos a la vez. En fechas señaladas se pueden degustar pescados de mar o caza; el coste de estos platos especiales lo abona el rey de su bolsillo porque excede la cantidad estipulada para gastos diarios de cocina, en los que se incluyen, además de los alimentos, leña, reposición de menaje, paños, mandiles...Dispone de cuatro cocineros( francés, prusiano, italiano y austríaco) y cada uno debe elaborar cuatro platos para la comida y dos para la cena.
Después de comer, tras una breve sobremesa, vuelve a entrar en su gabinete...Muchas veces hace entrar con él alguno de sus jóvenes sirvientes. Todos los que andan inmediatamente a él, son perfectamente bien parecidos y de unas figuras, las más hermosas. Suele estar encerrado hasta las cinco, hora en que llega el lector que se encarga de deleitar al soberano por espacio de dos horas con lecturas de su agrado.
A las siete de la tarde empieza el exclusivo y excluyente concierto en el que participan, casi siempre, sólo instrumentos de viento, además de tres sopranos, un contralto y una cantarina italiana....Dos horas para disfrutar de música selecta hasta que, a las 9 de la noche, llega Voltaire......y otros buenos ingenios (nunca más de ocho) y uno o dos moritos galancetes favorecidos suyos.
Acabando de cenar, entabla con sus invitados la bella conversación en alguna de las estancias palaciegas decoradas según las directrices del soberano. No gusta ni ama sino los colores dulces en todas las piezas que ocupa; los muebles ....son de color de rosa o de lino pálido.
A las doce en punto, S.M. se retira a sus aposentos para descansar.
Ama la música y la Filosofía y no gusta del teatro, el juego, los paseos o la caza.
Ejerce un férreo control sobre su familia, sirvientes y soldados. De una severidad fuera de toda duda, siembra el terror entre sus subordinados; nadie se atreve a solicitar licencia para salir de las dependencias palaciegas o de los cuarteles. Las mujeres de algunos oficiales apenas salen de sus cuartos porque el insulto y la violación rara vez son reprimidos.
Son innegables sus dotes para el arte militar; en este sentido, no perdona ni un mínimo error e impone duros castigos a quien lo comete.
Tacaño en grado sumo, nadie de la familia real dispone de protección militar salvo él. Cuenta con escaso personal a su servicio si lo comparamos con otras Cortes europeas. En su cámara dispone de ocho pajes, ocho lacayos y seis muchachos vestidos con diferentes trajes orientales pero todos de color de rosa cargados de galones.
No toma ni quiere consejos. Las relaciones con sus familiares son de lo más extraño y unicamente se muestra amable con su madre, una bien gruesa mujer, que atesora un capital importante.
Quizá uno de los rasgos que mejor definen su carácter sea la profunda aversión que siente hacia las mujeres. Nada peor para él que compartir techo, dando por supuesto que no lecho, con su resignada esposa que malvive en un lejano destierro.....Ella, sin duda, es infeliz y hace cuanto puede por disimular, pues, apenas tiene lo necesario.
El rey tiene mucho entendimiento pero no tanto conocimiento como le quieren dar.....
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