Era fray Lorenzo de León un agustino nacido en Granada, listo,  adelantado a su tiempo y muy hábil negociador. Siendo joven se embarcó hacia  México, donde profesaría y más tarde hacia Filipinas para dedicarse a las misiones.

Pronto los superiores  se dieron cuenta de sus habilidades y eso le  sirvió para subir peldaños, con rapidez, en la escala de mandos de la Orden. 

Sucedió al padre fray Pedro de Arce en el puesto de Padre Provincial de la Orden de San Agustín en Manila. 
Al parecer, el  nombramiento para este cargo de un recién llegado, nativo de Nueva España,  no fue  del agrado de  los frailes españoles viejos  destinados en aquellos lares que veían, de esta manera, frustradas sus ansias de ascenso por los años de servicio prestados. Por eso no tardaron en  poner pegas al respecto.  

En la primavera de 1605 empezaron a enviar misivas directamente al Rey Felipe III dando cuenta de los excesos que, a juicio de los agustinos españoles, cometía el nuevo Provincial. ....No escribo a S.M. el modo y trazas con que fue electo.... por estar ya escrito. Han alzado, con esto, los religiosos de México que aquí están. Y los (que) han tomado aquí el hábito, son de poco caudal , idiotas, apasionados y de inclinaciones muy aviesas...Sólo particularizo que los juegos de naipes entre ellos se han resucitado...señalando, en este punto,  el dedo acusador al padre León y a su colega, paisano  y amigo fray Juan de Amorin.

Fray Lorenzo de León fue de esta provincia hasta  la de México y volvió aquí con mucha infamia....por ser de ánimo inquieto, ambicioso y perjudicial a todos; y en su particular, vicioso y distraído....

Certifico a V.M. que su celda y modo (sic) no es sino de un tratante mercader y no de fraile pobre y abstinente.

Esto todo nos duele y lastima. Y principalmente por la ofensa que  a Dios Nuestro Señor se hace. Y por lo que pierde nuestra Orden...

Sirvase V.M.......de enviar, con toda brevedad, un visitador de esa provincia de Castilla y religiosos tales, con él, que enmienden esto y saquen a estos dos religiosos  de aquí ...y les quiten los títulos tan mal aprovechados....


Las denuncias se sucedían por parte de  Miguel de Sigüenza y  Juan de Tapia, entre otros agustinos. Incluso un dominico, Bernardo de Santa Catalina, se atrevió a escribir al Rey utilizando  los mismos argumentos.  Ante el cariz que tomaban los acontecimientos, se vio obligado a tomar cartas en el asunto el Cabildo de la Santa Iglesia Metropolitana de Manila a través del bachiller Luis de Herrera Sandoval  (procurador, canónigo y vicario general), asistido por el notario público y secretario del Cabildo, Pedro de Rojas quien comunicaba a los padres agustinos definidores la orden de enjuiciar las acciones de fray León.

Sirviéndose  de la declaración de buen número de testigos  - por cierto, adeptos a la causa de los frailes viejos-,  en el mes de diciembre de 1606  se atribuían al acusado toda una  serie de delitos, entre ellos:   robo de los objetos de plata de las iglesias,  realización de actividades comerciales y especulativas prohibidas al clero,  uso de  violencia verbal y física contra sus subordinados,  enriquecimiento ilícito, opulencia y soberbia  manifiestas, práctica de juegos prohibidos y relación sacrílega con mujeres. Ahí es nada....

Ciertas o no las acusaciones, el asunto concluyó condenando al susodicho a restituir a sus legítimos propietarios el valor de  todos los objetos de plata  robados;  a ser despojado de su cargo y de los nombres  de "padre nuestro"  y "maestro"; y a dos años de reclusión en San Pablo de los Montes, ...de donde no saldrá de la portería del convento...so pena de un mes de la más grave culpa por cada vez que saliere...

En 4 de julio de 1607 se daba por zanjado el caso en Manila y se remitía  el expediente completo al Padre General para que sentenciara lo que  considerase de razón.


Comentarios

Entradas populares