Es de sobra conocido que Isabel II y el general Serrano protagonizaron  un apasionado y muy criticado romance. La reina tenía 17 años, estaba mal casada con su primo Francisco de Asís y el general bonito, como ella llamaba a su amante, era un personaje sin escrúpulos y  ambicioso en demasía. 

En el año 1851 un servidor, confidente de la reina y, acaso, aspirante al goce de sus favores, cuyo nombre desconozco porque creo que se omite conscientemente en los documentos, escribe a la soberana un par de cartas, al menos, con poco tiempo de intervalo entre ellas a juzgar por su contenido.

Isabel II se encontraba en San Sebastián para tomar los baños del mar Cantábrico, inaugurando así la costumbre de la realeza de veranear en esta ciudad. Estaba embarazada de  la que sería, supongo, su hija María Isabel, la Chata. 

Al mismo tiempo, la reina madre María Cristina de Borbón se recuperaba, en su residencia del Real Deleite de Aranjuez,  de una dolencia (fractura ósea ???) que la obligaba a caminar con muletas tras haber permanecido cuarenta días en una sola postura. 

El remitente de las cartas informaba, aliviado, a la reina:......Acabo de presenciar la quema de las 93 cartas escritas por V.M. al general Francisco Serrano desde el 19 de febrero de 1847, que es la primera, hasta el 27 de septiembre del mismo año, que es la fecha de la última. Otros papeles de poca importancia que tiene el referido general en su poder, no los ha traído y me ha dicho que me serán entregados....Para tranquilidad de V.M. firmamos el general y yo esta carta. Quedan, pues, cumplidas las ordenes de V.M.....

Y añadía:....Al decir ésto no cumpliría con mi deber de caballero si no aplaudiese la buena voluntad del general Serrano porque V.M. sabrá y conocerá de cuánto le podían servir las referidas cartas en ciertas cuestiones políticas.....

Repito, señora, que me felicito de haber visto devorar las llamas tanto como V.M. ha escrito en aquellos 8 meses....Bien conozco que lo hizo una niña instigada por las intrigas de los ingleses...pero éstos mismos hubieran dado millones por coger los escritos de V.M. que ellos promovieron.......Le ruego, por si misma y por lo que lleva en su seno, que no vuelva a escribi con tanto abandono en lo sucesivo..

Seguramente algún poso quedaba todavía de aquella relación adúltera. Isabel estaba confusa y preocupada. Se acercaba el día de la publicación oficial del real embarazo y el remitente de las cartas suplicaba a la reina que, en ese día en que iremos todos los españoles a felicitar a VV.MM., lo más conveniente iba a ser comportarse con total naturalidad y  permitir al general bonito asistir al evento, como si nada hubiera ocurrido entre ambos ....Por Dios, señora, haga lo posible para que en ese día lo de Serrano esté arreglado......Serrano, en la corte, en los días de etiqueta, en medio de los demás generales y senadores, es un general y un senador más.......Cerrándole las puestas de palacio es el general Francisco Serrano del 47....Porque a nadie interesa más que a V.M. que ésto concluya..... A Bravo Murillo le será fácil hacer comprender  al rey que a V.M., a él mismo y a todos conviene que estas cuestiones se abandonen al olvido....No hagamos permanecer sobre la frente de V.M. el recuerdo de cosas pasadas....

Poco después, en la segunda misiva, el remitente enviaba  a la reina algunos papeles  que le había devuelto Serrano  junto con tres retratos,  a los que el propio general había retirado los marcos por abultar demasiado....




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