En alguna ocasión anterior he hecho referencia  al triste final del  duque de Osuna, Pedro Téllez-Girón, tras su exitosa etapa como virrey de Nápoles (1616-1620).

Enemigo declarado de la mentira,  aborrecía de tal modo la corrupción en la administración de justicia que, en no pocas ocasiones, se encargó de dictar sentencia  condenatoria privando al reo de su  derecho a juicio.

Era dueño de un abultado patrimonio que le producía cuantiosos caudales y además no escatimaba en gastos cuando la ocasión lo requería.

Tenía dos hijos de su matrimonio  y varios más ilegítimos,  fruto de sus continuas aventuras extraconyugales.

En el espacio de los cuatro años que ejerció como virrey de Nápoles, su hija Antonia Téllez- Girón  organizaba fiestas con frecuencia.  En una de esas celebraciones  doce damas danzaban ataviadas con ricos atuendos.
Una de ellas era la misma Antonia, cuya fecha de nacimiento desconozco pero, desde luego,  no parece que hubiera venido al mundo  en 1620 (como señalan algunos autores)  porque es difícil de creer que una niña de 6 o 7 años fuera capaz  de   organizar un fasto de semejantes características.  Hay quien afirma, incluso, que nació en 1629,  cuestión harto difícil habida cuenta de que su padre  había fallecido en 1624.

Antonia danzaba acompañada  por su hermana Ana María (hija de una antigua amante del duque en Flandes) y por otras damas pertenecientes a la nobleza española y napolitana. Todos los gastos corrían  a cargo del duque de Osuna, incluidos los resultantes de  la confección de los ricos trajes de cada una de las danzarinas. A saber:

Primeramente un baquero (sayo) de raso blanco cuajado de pasamanos y alamares de plata.
Más una basquiña de raso blanco con catorce pasamanos de plata,  de cuatro dedos  de ancho cada uno, que casi no se veía nada del raso.
Más un manto francés de damasco encarnado y blanco con siete pasamanos de oro de cuatro  dedos de ancho cada uno.
Más unas mangas de raso blanco cuajadas de muletillas (botones largos de pasamanería) de plata.
Más unos calzones de espolín azul y oro y plata con doce pasamanos de oro y plata.
Más una camisa con puntas en la valona y valoncillas de a 10 ducados la ana (unos 70 cm) y 3 botones de oro.
Más unas medias de holanda con puntas  de Flandes.
Más unas medias de seda encarnadas.
Más unas ligas encarnadas bordadas de plata con sus puntas de plata.
Más unos zapatillos negros cairelados de plata con sus cintas rosa y puntillas  de plata.
Más un manto de seda de plata con sus rosas y puntas de plata argentería. Todo fino.
Más unos chapines con varillas de plata.
Más una pretina (especie de cinturón con hebilla)  bordada en plata con sus hierros de plata.
Más una pieza de cintas para la cabeza.
Más otra pieza de cintas para los chapines.
Más unos guantes bordados de plata.
Más un pañuelo guarnecido con puntas de Flandes.
Más un abanillo (abanico) de plata.
Más un espejo.

Dicen (que) se juntaron a ver estas fiestas y a hacerlas, en un salón grandioso, tanta cantidad de señoras y caballeros que no cabían en él....

En una de estas celebraciones la familia Téllez-Girón convidó a una colación, en los jardines de su palacio, a todas las damas de alcurnia que había en la ciudad de Nápoles. Acudieron  cerca de  cuatrocientas.... Y se les dio más de 4.000 platos de dulces, que fue la mayor grandeza que dicen que se ha hecho jamás en caso semejante....




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