Siendo virrey del Nuevo Reino de  Granada D. Francisco Gil y Lemos, establecía contacto con D. Antonio Porlier, a la sazón secretario del Despacho Universal de Indias para desmontar, como erudito que era,   la creencia generalizada de que habitaban gigantes en algunas zonas de las Indias. 

Bien documentado al respecto con los argumentos  de las Sagradas Escrituras (Deuteronomio, San Juan Crisóstomo....), esgrimía  además algunas ideas propias.

Despojada de la fe, hizo la razón reflexiones para probar de absurda la existencia de una raza gigantesca...Si hay alguna cosa de constante en la naturaleza es la estatura del hombre, que el clima y todas las causas físicas imaginables no pueden producir una raza de enanos ni gigantes....
Que si alguna vez aparece un individuo con estas características debe considerarse un monstruo que no continúa produciendo otros en igual proporción...

Fijando la estatura media del hombre  en 5 pies y 3 pulgadas (1,60 m.), sería imposible admitir una raza de gigantes sin que toda la naturaleza se volviera gigantesca en la misma proporción. El peso de un hombre de 8 pies (algunos afirmaban que existían) no podría ser soportado por ningún caballo...Por otra parte,  para ellos no habría alimentos proporcionados en lo animal ni vegetal...Por consiguiente, semejante raza ni pudo existir ni conservarse...

Los habitantes de la Patagonia que ya se sabe de positivo que su talla es la mas ventajosa del mundo conocido, ....su altura está confinada en los límites de 5 pies y 7 u 8 pulgadas hasta poco más de 6 pies (entre 1,72 y 1,82 m. aprox.).

La posibilidad de una raza de gigantes ...ha quedado... declarada para siempre, fabulosa, quimérica y absurda.

No obstante,  a pesar de  las poderosas razones que D.Francisco exponía y que, parece, dejaban clara su postura, confesaba un resquicio de duda al presentarse por casualidad un motivo de nuevas reflexiones...
Veamos:

A tres cuartos de legua al norte de la capital del Nuevo Reino de Granada, situada a 4º 45´ latitud boreal y en 303º3´ longitud meridiano de Tenerife, a una altitud sobre el nivel del mar de 2874 varas..., se halla un campo con el nombre de Los Gigantes....Y a esta denominación habrá, tal vez, dado origen los despojos que en él se hallan...
Este es un llano como de una legua...  y presenta en su superficie varios despojos de vivientes cuya magnitud admira...Una colección semejante de huesos en un espacio tan considerable, parece debe atribuirse solo a la especie humana, habida cuenta de que los animales no están capacitados para la práctica de  enterramientos comunes. Del mismo modo, teniendo en cuenta la orografía del lugar y la distancia que lo separa de las costas,   no podían pertenecer a  restos de grandes cetáceos que el mar hubiera depositado allí. Tampoco parece que una supuesta crecida de los ríos  hubiera arrastrado las osamentas desde otros parajes más o menos lejanos.

Aunque la mayor parte de los huesos se están ya pulverizando y deshacen entre la mano que los coge, no dudo que con algunas precauciones dejen de conseguirse piezas que determinen con precisión la especie...

Así las cosas, D. Francisco, con buen criterio, aconsejaba  mesura...y un examen más prolijo antes de enviar las muestras al Gabinete de Historia Natural de Madrid.  (17 de noviembre de 1789).


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