Gaspar de Bonifaz, espía en la corte de Felipe IV además de  torero, tenía en Barcelona un agente llamado Juan de Torres con el que mantenía correspondencia habitualmente por su relación profesional, aunque en las cartas había también lugar para tratar asuntos privados.

Las dificultades que vuestra merced  halla en cuanto a que lleve y traiga mercaderías a Francia la persona que yo he propuesto, también yo las hallé....Quien anda en peligrosos pasos, algún revoco ha de llevar. ...Cualquier rey o príncipe que se ha de valer de gente de esta esfera, se ha de acomodar a ella.....y acceder a sus exigencias.

Como ejemplo de sus afirmaciones hace referencia a la obra Historia de Luis XI de Francia, cuyo autor,  Philippe de Comines, cuenta que estando el rey enfermo de una peligrosa enfermedad de la cual murió, le curaba un médico llamado maestro Jacques Coctier,  el cuál le sacó en espacio de cinco meses 54.000 escudo en dinero efectivo......más el obispado de Amiens para un sobrino suyo... y varios señoríos de villas y lugares para otros familiares. No contento con  ello, refiere el autor que le decía al rey: "si vos me despedís de vuestro servicio sin premio como habéis despedido a otros, no viviréis vos ocho días"....Y aquél rey prudente le hizo muchas caricias y le dio lo referido, obligado de su necesidad.

Yo veo un contagio que molesta  esta monarquía y juzgo que para su cura..., no solo es bien abrazar, agasajar y premiar, ....también se habrán de buscar pícaros de cocina y gente de peor jaez...

En la carta fechada en Barcelona a 12 de septiembre de 1637, Juan de Torres aprovecha para tratar intereses privados (su vuelta a Madrid)  usando de la influencia de su interlocutor en la corte.
Jamás he entendido ni entiendo que por falta de diligencia de v.m. o de haberme dejado de enviar dineros, no haya abreviado mi ida a esa corte para continuar el ejercicio de mi oficio.....Vuestra merced  en  muchas cartas me ha escrito esperanzas seguras en esta materia....

Lamenta que su trabajo al servicio de la corona no sea reconocido permitiendo su traslado a Madrid con un puesto de trabajo de cierta categoría.  Aumenta este mi temor la razón que ahora v.m. me escribe: "Que hace mal tiempo"....Yo, señor mío, ha largos días que navego con mal tiempo...y han pasado y pasan por mí muchas borrascas y tormentas...He padecido naufragios por servir bien y fielmente a S.M.. Ahora corro fortuna a media asta en este golfo...sin embargo de que.....no estoy aún naufragado.

Echo de ver que mi voto en las cosas que propongo no llega al fogón....Tiemblo si a Madrid voy sin tener los pies muy firmes, que tengo de dar sobre escollos terribles....

Y no querría verme sin el lustre que piden mi persona y mi oficio, circunstancias que, sin duda, causarían a v.m., como honrado caballero, penas tantas  cuantas hoy atormentan mi corazón...

Y para evitar todo esto, desearía mucho que v.m. hablase fuera de los dientes al rey y al conde duque ....para que arrancado yo de acá y trasplantado en Madrid no me muera por falta de cuidado de darme agua...Y que provea v.m. que se me envíen dineros para mi viaje...

Yo me hallo obligado a procurar con todas veras que el rey mande declarar que Miguel de Cárdenas fue un traidor infame...y que yo, ministro suyo, soy honrado.

Le recuerda que si en Madrid hubiesen hecho caso de sus indicaciones ...ya hoy Leucate estuviera en nuestro poder sin haber derramado sangre ni gastado dinero.......Acabaremos en tragedia con peores resultados de los que hoy acontecen en Navarra...



Comentarios

Entradas populares