En Santiago de Querétaro (México) parece ser que, en 1811,  empezó a prender la mecha insurgente contra la corona española. Sin embargo,  a la luz de algunos documentos, no se puede asegurar que el deseo de independencia fuera un sentimiento generalizado, al menos en ese momento.

Sin fecha, sin firma, con el vocabulario y la grafía utilizada  por los criollos, obran  unas cartas anónimas  en la Biblioteca Nacional.  En su momento iban dirigidas al comandante de brigada D. Ignacio García Rebollo en demanda de acciones contundentes a favor de la causa regalista.

Figuran como remitentes  los habitantes y vivientes de esta nobilísima ciudad de Santiago,  haciendo patente su descontento  por la situación política y enarbolando la bandera de  la defensa de la  religión católica, para entonces,  ya muy arraigada por aquellos lares.

Como principal cabeza que es usía, ha hecho usía mal en haberle dado el cargo a D.Miguel Aguado......, dado a malquistar con la plebe;  y la plebe no lo puede ver por considerarlo traicionero.
Y, en fin, queremos el mejor gobierno de los señores europeos,  que conocemos que hay mas urbanidad y mas hermandad....
Y ofreciéndonos a derramar la última gota de sangre por la fe, por nuestra ley, por nuestra Santa Madre Iglesia, por nuestro rey Fernando (VII)  y por nuestra patria....,hemos hecho propósito de salir todos nosotros a guerrear en contra de estos tiranos insurgentes....

Refieren la decepción que les ha causado la gestión del tal Aguado que, como criollo, cristiano  y hermano nuestro, nos había de ver bien y es al contrario...porque él y sus adláteres están haciendo unas  justicias injustas y desordenadas contra todos nosotros los pobres, mandando....quitar la vida sin culpa alguna.

Solicitan que intervenga con premura  García Rebollo ...para que se ejecute este pedimento y se haga la Audiencia de tres cabezas principales:   el alférez real   D.Pedro Septién,  el corregidor de letras D. Miguel Domínguez y el mismo comandante de brigada.

Poco tiempo  después, reiteran  la petición alegando que no se han escuchado sus quejas  del dia 7 del corriente ... Y consideramos el poco amor que nos tienen a todos nosotros que en vez de que nos habían de ver como hijos de la patria, nos miran como los mas despreciados,  pero así mismo nos daremos a conocer si usía no pone remedio en esto. 
   Que el mal gobierno renace de la pura ceguedad e ignorancia......Que todas estas justicias injustas son para mayor daño......Según vamos mirando y reconociendo, a lo que estamos viendo, es que quieren acabar con todos nosotros...

Y llegan, incluso, a las amenazas aunque luego suavizan el tono.
Y, en fin, vaya usía bajando y quitando el gobierno malo  de Aguado, quizás...para remedio de su alma, porque de lo contrario es perdido, según las maldiciones de los santos religiosos y los corazones nuestros...
Pedimos a usía, puestos a vuestras plantas, se nos oiga...(Firmada:  de nuestros corazones).

Parece que, al final,  la insistencia en las súplicas daba el fruto esperado. Con fecha 7 de mayo de 1811, Ignacio García Rebollo escribe al virrey  D. Francisco Javier de Venegas en estos términos:
   Acompaño a v.e. el adjunto papel anónimo que recibí en el día de ayer por el cartero de correo....Este papel es en todo conforme al pasquín original que remití a v.e. en 20 de abril último....
En  vista del descontento popular, comunica al virrey que por su parte hará todas las gestiones necesarias para que, por medio de la Junta de Seguridad Pública, .... se suspendan las comisiones que por la justicia ordinaria se han dado....  a D.  Miguel Aguado.



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