Hoy publico mi artículo 201 y quiero compartir con mis lectores una historia acaecida allá por el año 1687 con protagonistas leoneses y asturianos. Como casi siempre ocurre, buscando otra cosa, me encontré por casualidad un enorme  manuscrito compuesto por más de 2.500 páginas. Tengo que confesar que la curiosidad me puede y me puse a hurgar en sus tripas  para ver de qué iba la cosa. Me sorprendió enormemente el tema, máxime cuando algunos protagonistas eran miembros de una familia leonesa de raigambre, emparentada con el conde de Luna y de Benavente.
Advierto de  la complejidad de la trama, la maraña de personajes y la densidad de la lectura. He invertido algún tiempo en "interpretar" toda la documentación que, dicho sea de paso, procede del archivo del Consejo de Castilla.    Mi agradecimiento sincero  a los posibles lectores.



                        EL CRIMEN QUE CONMOCIONÓ A LUARCA Y A  LEÓN.   AÑO  1687

                                                                   
                              ALGUNOS  PERSONAJES (LEÓN)


                Era D. Isidro García de Herrera y Aguirre Torquemada un caballero leonés de alta  cuna, hombre de negocios y regidor perpetuo de la ciudad que, tras  la prematura  muerte de su  hermano mayor, heredó los mayorazgos familiares en Valladolid y los señoríos de Villadangos y Celadilla en León.

Su abuelo paterno, García de Herrera y Paz,   caballero de Santiago, era natural de Benavente pero al casar con Dña Antonia de Aguirre y Lorenzana (de León), se avecindaron en Valladolid para hacerse cargo del mayorazgo que había fundado su bisabuelo el doctor Burgos de Paz. Tuvieron tres hijos, el mayor de los cuáles D.Andrés García de Herrera y Aguirre (natural de Valladolid) fue vecino de León, donde heredó señoríos y contrajo matrimonio con Dña Antonia de Lorenzana. De esta unión nacieron José, Atanasio, Isidro, Elena,  Baltasara y Manuel.


José se casó con Ana de Isla y  pasó a gestionar los mayorazgos y señoríos mientras que Atanasio se hizo sacerdote, como correspondía a los "segundones", para gozar de las rentas que le proporcionaban  algunos beneficios eclesiásticos de los que era titular, en  León y en Valladolid. Fue cura de Villanueva del Carnero.


José  falleció  prematuramente  (abril de 1683) sin descendencia; fue sepultado en la iglesia de San Martín. Todos los bienes  que estaban en su poder pasaron a  su hermano Isidro, que contaba 32 años y  hasta entonces se había dedicado basicamente a vivir la  vida con sus amigos Pedro Buitrón de Lorenzana (primo) , Diego Osorio, Antonio y Juan de Baeza y Osorio y Gaspar de Villagómez. A partir de la muerte de José  tendría que ocuparse  de gestionar el extenso  patrimonio del que toda la familia vivía y, además,  vivía muy bien.

Contaba el clan familiar  con buen número de  sirvientes de ambos sexos, entre ellos Pedro del Cueto, natural de Cuénabres (concejo de Valdeburón),  carente de oficio y hacienda. Cuando tenía 10 años había   entrado al servicio de D. Luis de Aguirre y Lorenzana, canónigo de la Santa Iglesia de León.  Al fallecer éste en 1670 pasó a servir a D. Andrés García de Herrera (padre de D.Isidro) hasta  1675. Siguió en la casa familiar a las órdenes de D.José ( heredero de los mayorazgos) que falleció  siendo corregidor de León el marqués del Castillo. A partir de entonces  Pedro del Cueto se quedó con D. Isidro en calidad de  criado y amigo.

Cristóbal Gutiérrez, vecino de León,  estuvo también al servicio de D.Andrés García de Herrera, ocupándose, entre otras cosas, en la recaudación del servicio ordinario y extraordinario  desde 1663 hasta 1678  por ser D.Andrés tesorero propietario de este tributo. Un desajuste contable de cierta importancia   motivó que se embargaran  bienes  de amo y criado por orden de D.Juan de Zuloaga, a la sazón corregidor de la ciudad. Cristóbal estaba casado con Dña Marcela de Robles Jurado quien regentaba, junto con su hermana Isidora, una tienda abierta de mercería. Vivía el matrimonio con sus hijos mas arriba del convento real de Nuestra Sra dela Concepción, en las casas del mayorazgo de D. Francisco de Gamboa.


Magdalena Zerón y Gago estaba casada con Melchor García y eran vecinos de Valladolid. Magdalena presentó una demanda de divorcio ante el provisor de la Audiencia de esa ciudad, D. Francisco Colon y Larreategui; éste  remitió el caso a D. Antonio Leal y Roig  (Roiz) canónigo provisor de la Catedral de León, para su resolución. Durante el tiempo que durara el proceso Magdalena habría de residir en León, en una de las casas honestas que acogían huéspedes. Marcela de Robles, ya viuda y en situación de precariedad económica, se ganaba unos cuartos con esta práctica, de modo que el 22 de diciembre de 1685 Jacinto Zapata, vicario, en representación de la autoridad eclesiástica, acompañaba a Magdalena a casa de Marcela.  Atendiendo a que es persona de toda satisfacción,...tenga en su poder y compañía a la susodicha..... El 31 de enero de 1687 Fernando de Colmenares Agueros y Salceda, abad de San Guillermo y vicario general del obispado de León, firmaba la sentencia de divorcio condenando al marido de Magdalena a devolverle la dote y la mitad de los bienes gananciales so pena de excomunión. .....Y durante el tiempo que durare el divorcio, que será el que quisiere la dicha mujer, no la inquiete ni perturbe ni moleste....



Manuel García de Herrera y Aguirre era el hijo menor de D. Andrés y Dña Antonia. Al morir su hermano Atanasio (diciembre de 1686) pasó a heredar los beneficios eclesiásticos que aquel gozaba. Acostumbrado como estaba a frecuentar  fiestas y jolgorios,  aceptaba de buen grado las rentas pero no las exigencias que llevaba aparejadas  su nueva faceta de religioso.


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                                   CASAMIENTO y VIAJES


           D. Isidro, el tristemente protagonista de esta historia, viajaba a Asturias con cierta frecuencia. Tenía intereses económicos en Tineo, Llanes, Luarca y otros lugares donde hacía préstamos a cambio de un interés del 5%.

En Luarca residía D.Alvaro Perez de Navia y Arango, alférez mayor de la villa y regidor perpetuo de las ciudades de Oviedo y  Avilés. Estaba casado (en segundas nupcias)  con Dña Mayor Menendez de Avilés con quien tenía un hijo, D. Juan Alonso,  y una hija llamada Elvira de Navia y Arango, que había vivido desde niña con la virtud, recato y recogimiento que corresponden a su sangre. Juan Alonso, llamado como su tío, vivía en Castropol con su esposa e hijos.


Ambas familias eran de renombre y  pertenecían a clases privilegiadas. Casar a Isidro con  Elvira cumplía ampliamente  las expectativas  de un futuro honorable y  más que próspero para los dos.


Una vez finalizadas las negociaciones  y los preparativos del enlace, Isidro (de 35 años de edad), acompañado por su criado Pedro del Cueto (36 años), se encaminaba hacia Luarca. El 12 de junio de 1686, víspera del Corpus, llegaban a la villa donde se celebraría el enlace el 23 del mismo mes, un día antes de la fiesta de San Juan.

Los flamantes esposos tras la boda....se amaban tiernamente,.....tanto que lo notaban en la casa en exceso.

A primeros de septiembre,   Isidro tuvo que viajar a León y luego a Valladolid para atender pleitos que tenía pendientes. Su cuñada Ana de Isla, viuda de José, le exigía la restitución de la dote que ella había aportado al matrimonio.

En noviembre regresaba a Luarca, a la casa familiar de su esposa. Para entonces el embarazo de Elvira era ya evidente....y los esposos se trataban con el mismo amor..., aunque tenían algunas pendencias de poca consecuencia.

La primera semana de cuaresma Isidro y  Pedro emprendían, de nuevo, el camino hacia León con ocasión de que Atanasio (el hermano sacerdote) estaba gravemente enfermo.
El comportamiento, a veces extraño,  de Isidro en esta segunda estancia en León no pasó desapercibido a las personas de su entorno. Su madre Antonia de Lorenzana así lo refería: ....No me habló con el cariño que solía.....; se acercó a la cama (del enfermo) con gran sequedad...

En la tercera semana de cuaresma ( a primeros de marzo) falleció Atanasio. Isidro recibió los pésames con la urbanidad y discreción acostumbradas, pero no asistió al entierro, se quedó en la casa y se puso ..una cinta encarnada en la camisa y el cabello.

Pasados algunos días llegaba de Asturias un emisario con la noticia del feliz alumbramiento de Elvira. Los miembros del clan familiar hicieron grandes demostraciones de gozo y alegría. Isidro recibió la enhorabuena de lo mas granado de la sociedad leonesa y dispuso para el domingo de Ramos la fecha del regreso a Luarca. El mensajero, como prueba de gratitud, recibió un doblón de a dos del padre de la criatura y un real de a ocho y unas medias de la abuela Antonia.

Preparando el viaje, dos o tres días antes de la partida, Isidro, algo pesaroso por haber escupido sangre, dijo a su criado "yo no puedo sufrir esto de andar yendo y viniendo cada día a Luarca porque he menester  asistir a estos pleitos" ....Y mostraba melancolía.

Amo, criado y mensajero salieron, como estaba previsto, el domingo de Ramos. Isidro ni siquiera se despidió de su familia y amigos. En el trayecto, al llegar la noche, jugaban él y su criado a los cientos...; se comportaba sin lesión ni achaque, con la capacidad que siempre se le había conocido...


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                                          DE NUEVO EN LUARCA

                El miércoles santo entraban en la villa y al pasar  cerca de una casa que está debajo de la ermita de Nuestra Sra de la Esperanza, Isidro dijo a su criado que oía un silbo o pájaro....y le preguntaba ...¿qué pájaro es aquél?...

Al llegar a la casa de D. Juan Alonso de Navia, cura y comisario del santo oficio de esta  villa, éste y su criado Juan Meléndez le dieron la bienvenida sin que el ilustre viajero se diera por aludido.

Enseguida llegaron a la casa familiar donde Elvira y su pequeña Antonia María Josefa Bautista se encontraban bien de salud y con todas las atenciones que correspondían a una ilustre parturienta. Isidro no mostró demasiado interés en conocer a su hija y  ambos cónyuges tuvieron una discusión que se agravó al llegar al aposento D. Alvaro y tomar partido por su hija. No tenían buena relación suegro y yerno. En alguna ocasión anterior Isidro, muy ofendido...,  había llegado a preguntar a Elvira si sería capaz de irse con él a vivir a León.

El jueves santo bautizaron a la pequeña. Su padre, al recibir las felicitaciones, no mostraba la urbanidad acostumbrada y estaba melancólico. Compartieron banquete con la familia el ya clérigo Manuel (hermano de Isidro), el comisario de la villa y las autoridades civiles y religiosas locales. Estando en la mesa, con un tono de voz mas alto del que fuera deseable,  dijo Isidro ..."parece que vuestras mercedes ponen dolo en el crédito de mi mujer....Y así quiero dar satisfacción.". "No quiero satisfacción" respondió su suegro.

El viernes santo se paseaba triste y como espantado y sin comunicar con nadie. Su mujer preguntó al criado por la actitud que mostraba su amo.Pedro aseguró que no sabía que tuviera algún padecimiento, a no ser que estuviera hechizado o tuviera algún demonio en la cabeza.
Asistiendo a los oficios del viernes, Manuel se mostró preocupado y vigilaba de continuo a su hermano que quería en la iglesia  pedir justicia...  Estaba claro que Isidro  estaba enfermo y  lo mejor para curar su dolencia sería volver a León, donde los galenos le administrarían el tratamiento adecuado.

Uno de esto días, estando Manuel en el aposento de su cuñada Elvira, entró Isidro gritando que estaba ligado y haciendo demostración de querer bajarse los calzones. Luego, en presencia de una criada, se dirigía a su esposa diciendo "mujer, yo estoy ligado"...y echando las manos a la faltriquera de delante dijo..."mira, si no lo quieres creer, ves aquí que no puedo levantar figura"; y ésto sacando la camisa.

El sábado, el personal de cocina sacó a la mesa una gallina pelada para que los presentes admirasen el  enorme tamaño del animal. Al día siguiente se sirvió para comer medio cabrito. Isidro, siendo  presa de su enajenación, consideró que  le  trataban  de gallina y de cabrón.

Tras la comida del domingo de Pascua estaba muy alborotado, el comisario Juan Alonso de Navia apuntó que un paseo por el campo le serviría para sosegarse. Salieron   Manuel y Pedro en su compañía. Al tiempo que caminaban éste les decía que su suegro, Alvaro, que había salido de viaje ese mismo día, se dirigía a Ribadeo ....a buscar a Juan de Navia, su hijo, para matarle.

De nada servían los razonamientos  para convencerle de que esas ideas eran solamente producto de  su imaginación. Manuel, en la medida que podía, le aquietaba y consolaba. Su criado hacía lo propio estando ambos en la ermita de Nuestra Sra de la Blanca, sita en la atalaya de esta villa. Isidro replicaba "vamos luego tomando el camino (a León)"....y sacaba un bolsico con doblones...

De vuelta a casa se encontraron con D. Andrés de Castroverde, alcalde mayor de Cangas, al que Isidro ni siquiera saludó.

Tras la cena Manuel y el comisario ordenaron a los criados retirar todas las armas que había en las estancias de la casa. Pedro acompañó a su amo al dormitorio donde Elvira estaba ya acostada. Isidro decía que dormiría en el suelo...aunque, a ruegos amorosos de la susodicha, se acostó con ella. El criado, a petición de la señora, retiró un puñal que traía su amo que estaba junto a una almohada en un bufete, y se lo llevó a su cuarto colocándolo encima de una arquilla.

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                      EL TRÁGICO LUNES DE PASCUA

                 El lunes 31 de marzo, hacia las  7 de la mañana...porque no hay reloj en esa villa, salió Isidro de su dormitorio gritando "yo no puedo hacer nada, mi mujer me tiene ligado y embrujado porque sabe que no se me levanta...., no quiero estar con ella ni puedo hacer nada..."Dña Mayor, suegra del susodicho, acudió y le dijo "¿qué quiere que yo le haga?"....

Estaba medio desnudo, tratando de colocarse de coleto el armador. Se paseaba   por delante del dormitorio de su criado y entró para pedirle tabaco. Pedro, que  empezaba a vestirse sentado sobre la cama, le dijo que no tenía y entonces su amo le preguntó por el  puñal. Pedro le señaló el lugar donde lo había dejado la noche anterior y  salió del aposento tras su amo  para acabar de vestirle y colocarle el puñal donde siempre lo llevaba.

Entretanto el comisario del santo oficio, además de  cura,  había madrugado para decir misa en la capilla de la casa. Dña María Lopez de Paredes, dama de servicio, asistió a la misa y acto seguido pasó al aposento de Elvira para preguntarle cómo había pasado la noche, a lo que ésta replicó "muy mal, llorando" porque su esposo parecía que estaba loco y se había levantado cuatro o cinco veces...y no la había dejado dormir ni descansar...María, considerando que lo mejor era que desayunara y luego tratara de descansar, se marchó a la cocina a buscar el chocolate.....

Antonia de Villazón, doncella de Dña Elvira, dormía en una cama al lado de la de sus amos. Isabel era el ama que criaba a la pequeña Antonia María; dormía en el retrete...y a un lado una cuna en que dormía la dicha niña ....y a otro lado otra cuna en que dormía otra niña, hija del ama.


Cuando María volvía de la cocina con el chocolate caliente, oyó que su ama, con un camisón blanco manchado de sangre,  gritaba desesperadamente "que me matan a mi hija...". Isidro, entorno a las siete de la mañana,  acababa de perpetrar el más horrible crimen dando muerte a puñaladas a su propia  hija Antonia María, de 17 días de edad.


Al no encontrarse en Luarca D. Alvaro, fue su esposa Dña Mayor quien ordenó  detener al parricida y a su criado y encerrarles  en la torre de la casa. Rapidamente mandó llamar a los cirujanos Francisco de Solís y Domingo Pañeda para que acudieran en auxilio de la pequeña. Los dos recelaban de curarla por carecer de  autorización judicial para ello, habida cuenta de que quien debía proporcionarla era  el abuelo de la herida que se encontraba  de viaje.  Doña Mayor les dio permiso para que  le tomasen la sangre y reconociesen  las heridas.....,cinco en total, siendo tres de ellas penetrantes de parte a parte ....y hechas con instrumento punzante.....,una al lado del corazón y otra en el vientre y otra en la mano derecha....y otras dos pequeñas que solo pasaron el cutis.
Los cirujanos poco pudieron hacer. Le pusieron apósitos pero la niña fallecía a eso de las seis o siete de la tarde. 

Recluidos ambos reos en la torre de la casa  y congregados entorno a ellos varios personajes, preguntó Isidro  si su esposa estaba herida; le contestaron que no pero que la niña se moría, a lo que replicó que no importaba porque su mujer y él eran mozos y podían tener más hijos. Se encontraba en un estado carente de toda razón. Había perdido el juicio.

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                              EL INICIO DEL PROCESO PENAL

Vistieron el cadáver de la pequeña con el hábito de San Francisco para darle cristiana sepultura. Cobraron los sacerdotes que oficiaron el funeral 76 reales y medio.

D.Pedro Alonso Garrandes, juez ordinario del concejo de Valdés por el estado de hijosdalgo, se hizo cargo de la instrucción del caso empezando por la toma de declaraciones a los acusados y a los testigos.

El asesino no respondía a las preguntas del juez, era incapaz de discurso...y su conversación se reducía a decir que todas (las mujeres)  eran demonio...Pedía un confesor y aseguraba que si le trasladaban a la cárcel de Oviedo contestaría a todas las preguntas. Luego se desdecía.

Pedro, el criado, estaba  preso por  haberle colocado a su amo, donde siempre lo llevaba,  el puñal con el que  perpetró el horrible crimen. Él nunca sospechó que pudiera usarlo como lo hizo.

Con el fin de embargar los bienes de Isidro, el juez preguntó a Dña Mayor si tenían propiedades en la villa, a lo que respondió que no tenía (allí) mas bienes que su vestido, ropa blanca y una maletica ....cerrada con un candado ...y la llave de un cajoncito de un contador o bufete.

Y habiendo hecho traer la maleta a su presencia, por no tener la llave la mandó abrir y se abrió por un lado con un cuchillo.  Dentro había objetos de la más variada índole. ......38 doblones de a 2 escudos envueltos en un papel,.....calderilla,.....pastillas de chocolate,...un papel con azúcar y otro con un poquito de canela,...diez pares de medias de hilo blanco y otras de seda de color,   dos camisas y unos calzoncillos,... y unos cuantos documentos y recibos de préstamos. En resumidas cuentas no había nada valioso. El juez se incautó del dinero en efectivo y de los 300 reales en que se vendió una yegua del reo de color castaño y nombró depositario de los mismos a José de Pallá, quien pagaba a los ocho guardas  que vigilaban  de continuo a los presos, en grupos de cuatro turnándose cada 12 horas,  a razón de  4 reales por cada jornada de día y de noche. 

El día 5 de abril llegaba a Luarca el patriarca de la familia, D. Alvaro de Navia, acompañado de su hijo Juan Alonso a quien había visitado en Castropol después de estar en Ribadeo a donde había llegado  por mar desde Luarca  para dar las pascuas de Resurrección a su excelencia D. Vicente Gonzaga que había sido capitán general y gobernador del reino de Galicia.

Al llegar a casa se encontró a su esposa e hija desoladas y a su yerno encerrado en la torre.
Lo primero que hizo fue recusar al juez y solicitar al Consejo de Castilla que designase a  otro para hacerse  cargo del caso. Fue nombrado D. Francisco Suárez de Olivares, corregidor de Oviedo, pero enseguida se le eximió, a petición propia,  por sus achaques. Recayó entonces el caso en el teniente de corregidor de la referida ciudad, pero D. Alvaro le recusó también a través de su abogado Ginés Vara de Rey, solicitando al alto tribunal que nombrara un juez togado.

D.Andrés de la Bárcena Jiménez de Ludeña, del consejo de S.M., oidor y alcalde mayor en la Real Audiencia del reino de Galicia,  ocuparía definitivamente el cargo de juez pesquisidor encargado de la investigación y de pronunciar la sentencia. Un juez concienzudo que no escatimó tiempo ni esfuerzo  -a pesar de que no llegó a cobrar ni la mitad de sus emolumentos -  para que los acusados contaran  con todas las garantías procesales.

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                   PESQUISAS  DEL NUEVO  JUEZ

                Llegó a Luarca procedente de La Coruña. Las autoridades locales debían buscarle aposento en una casa particular porque....las casas de posada que hay en esta villa no son decentes ni tienen capacidad para poner camas.... El propio juez ordinario se comprometía, una vez elegida la casa de habitación,..... a poner la ropa y lo necesario porque  la gente es pobre y de poco caudal. 

Matías Díez Galindo va a ser el escribano que  acompañará al nuevo juez a lo largo de todo el proceso.

 El día 15 de julio empezaban a trabajar en la materia. D. Alvaro había mostrado su malestar porque su consuegra Antonia que había viajado desde León  acompañada de D.Pedro Buitrón ( sobrino), D. José Arias (yerno), D. Juan de Baeza y Osorio (asistente y amigo de la familia), D. Toribio (un beneficiado de León) y otros criados y criadas.....,"llegando a esta dicha villa, se apearon en el patio de mi casa y se hospedaron. Y toleré el recibirlos y admitirlos en ella no obstante el dolor y sentimiento con que me hallaba, ocasionado de la muerte de una inocente....Y habiéndose ido algunos de los sobredichos, ha continuado la dicha Dña Antonia....con D.Juan de Baeza, una criada y un criado, sin atender a las circunstancias.... y   a los crecidos gastos que me causan con su sustento, asistencia y otras cosas...
LLevaban  tres meses hospedados allí. Además Dña Antonia intentaba manipular a su nuera ....tratando de consumirle y disiparle su dote.......habiendo ocultado los bienes del dicho su hijo....Con su maña y astucia había inquietado el ánimo a Dña Elvira....persuadiéndola...a que condescendiese con su gusto y voluntad, sin atender a la depravada maldad y alevosía de D. Isidro....,de que habían originado chismes, disgustos, inquietudes, cuentos y discordias en su casa.....

El  15 de julio el juez ordenó a Dña Antonia y sus acompañantes que abandonaran la casa ese mismo día.

Después mandó que el escribano y  el alcalde de hijosdalgo asistidos por dos maestros carpinteros y dos canteros, fueran a reconocer las instalaciones de la cárcel pública con el fin de trasladar a los reos allí. Respondía así a la petición de D. Alvaro que estaba deseando alejarlos de su casa.

  Pero la cárcel no reunía condiciones de seguridad....El cuarto bajo y principal tiene cinco ventanas que dan a la calle, con poca altura y sin rejas......El cuarto alto, aunque no está con seguridad para poderse echar los presos de allí a la calle, sus techos son muy bajos y poco seguros, con unas tablas débiles que con facilidad por el tejado.....se puede salir cualquier preso......; y no hay divisiones en dicha cárcel ....mas que para un preso solo o muchos que no tenga inconveniente se comuniquen....

El juez preguntó al alcalde si había en la localidad casas fuertes con rejas.. respondiendo  el interpelado que había .....una casa muy grande ......en el Cambral, de D.Lope Menéndez, que no la vive nadie excepto una mujer que la cuida, pero en las ventanas no tiene rejas, ni menos en la torre...
Así es que, en principio se desestimó el traslado de los presos por carecer la villa de lugar seguro para su custodia.

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                                       PRIMERAS  DECLARACIONES


 Comenzó el 21 de julio el interrogatorio al homicida y se prolongó durante varios días porque Isidro se negaba  a responder o lo hacía de manera disparatada....A Dña Elvira la estimaba como a mujer propia que le parecía que era...pero que no la quería ni la aborrecía....Que le parecía que la niña no era hija suya.....Que estaba en el infierno rodeado de demonios......Que estaba ligado y...no podía tener que ver con su mujer... Aunque el declarante  estaba fuera del mundo real,  tenía  momentos de lucidez, cosa  que hizo sospechar al juez que la locura podía ser fingida.


Antonia,  madre del reo, y Pedro del Cueto, su fiel criado y también acusado de cómplice, declaraban  ante el juez en estos términos:
 Que D. Isidro estuvo amancebado en León con Marcela de Robles, esposa de un criado de la casa, Cristóbal Gutiérrez....Que la susodicha, viviendo su marido,  parió los dichos dos hijos que tiene...sin alcanzar a conocer quien era el padre.  Y que ella, al enviudar,  deseaba contraer matrimonio con Isidro,  pero la familia de él se opuso en rotundo, sobre todo su hermano Atanasio que llegó a amenazarle de que ......si tal intentara...., le había de matar a carabinazos o de un pistoletazo...Que el homicida le daba a Marcela 100 reales cada mes...Que cuando se ajustó el matrimonio de D. Isidro  con Dña Elvira, Marcela trató de impedirlo valiéndose de la ayuda de algunos religiosos y religiosas de la ciudad de León....Que, al no conseguir su propósito, recurrió a Magdalena Zerón  que le había dado  hechizos a Isidro y le  había maldecido diciendo ".....yo le comiera las entrañas y le sacara el corazón...". Que esa y no otra era la causa por la que ejecutó el desatino: estaba hechizado. Que nunca antes había dado muestras de desequilibrio mental....

Pedro del Cueto ratificó la declaración de Antonia si bien llegó a admitir que en alguna ocasión,  en León,  había tenido D. Isidro destemplanzas de cabeza, dolores de corazón, melancolías y vómitos de sangre......
Y oyó decir que D.  Andrés (padre del parricida) estuvo loco ......y que por esta causa le pusieron en las orejas unos anillos de oro (distintivo  que identificaba a los "locos"). Sin embargo, un testigo de peso, José López de Varona, escribano de los reales servicios de Millones, que había llegado a León para asistir al corregidor Zuloaga y conoció personalmente a D. Andrés, afirmó que lo suyo  no era locura sino una enfermedad que llaman  perlesía.

En la misma línea se habían pronunciado Elvira, la joven esposa del asesino, y sus criadas  asegurando que, durante las estancias en Luarca, Isidro había dado muestras de no estar en sus cabales. En diciembre de 1686 le hicieron un borrador ....para escribir las cartas de Pascuas...porque se decía que (él) no estaba para ello....Por ese tiempo Dña Elvira envió a la botica a por manteca de azahar para untar a dicho D. Isidro. La manteca se trajo de Oviedo y...él mismo se untaba el corazón.

 A consecuencia de las  declaraciones,  resultaron imputadas Marcela y Magdalena así como Manuel, acusado de cómplice de su hermano.

El dia 4 de agosto,  estando en la capilla de la casa familiar de Luarca, el juez rogó a los licenciados Sebastián González (teniente de cura) y a Juan Rodriguez Queipo (presbítero) que subieran a la torre donde estaba el parricida ...y le quiten y recojan una bolsica de reliquias que trae al pecho o en el jubón. Queipo acostumbraba a conjurar endemoniados y hechizados y conocía de sobra las teorías de los doctores teólogos que hablan de la destrucción del signo. De esta forma, si hallase algún objeto  sospechoso en la bolsa, ordena el juez que lo deshaga y queme todo.

Algunas bagatelas más un corazon zul que le había dado su madre y un lignum crucis regalo de su amiga Marcela componían el preciado tesoro que guardaba con tanto celo Isidro, bramando con ferocidad  si alguien trataba de arrebatarle la bolsita. Nada sospechoso, en resumidas cuentas, de prácticas de brujería.

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                               TRASLADO DE LOS PRESOS

                   Con fecha 9 de agosto el juez nombró a D. Tomás Varela fiscal del caso.

Por fin se decidió llevar a los dos presos a la cárcel de Oviedo. Se necesitaban 300 reales para el traslado que, a falta de recursos de los acusados,  tuvo que adelantarlos el propio amo de la casa, D. Álvaro, que estaba deseando perderlos de vista. 

Se nombró como guardas mayores a Baltasar  Domínguez y Tomás Varela; y como guardas menores a Juan de Zaldívar? y a Gregorio Fernández. Los cuatro se encargarían de garantizar la custodia de los reos hasta llegar a su nuevo destino. Completaba  la comitiva el escribano para dar  fe de cada incidencia. El juez ordenó repartir los 300 reales tal que así: 60 para cada guarda mayor; 45 para cada uno de los menores; para  gastos de caballerías y mozos, 30 reales y  el resto para la comida.

Partieron de Luarca en la mañana del 11 de agosto  dirigiéndose a Cadavedo, luego Avilés y por último Oviedo a donde llegaron el dia 13 entorno a las seis de la tarde.

Entregaron los presos al alcaide de la fortaleza D. Francisco García Ramos, quien aseguraba que el edificio no reunía condiciones para albergar prisioneros. Esta disculpa no convenció a la autoridad judicial y se le  ordenó   hacerse cargo de la custodia.

El 18 del mismo mes, al no tener los reos amigos ni familiares en la ciudad, D. Andrés de la Bárcena notificaba orden  al referido alcaide para que se les asista y socorra cada día con libra y media de carnero, una libra de vaca, tres panecillos, dos cuartos de especia, dos velas y un pollo.


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                    CRITERIO  MÉDICO
             
                      D. Jacinto de Veroiz, de 49 años y D. Francisco Dorado de 30, médicos y vecinos de Oviedo, reconocieron a  Isidro, por orden del juez,  con el fin de determinar si padecía realmente una demencia o si lo que hacía era fingir. Fueron  llamados a declarar el 18 de agosto.

Advirtieron  ser de las materias más dificultosas entre médicos y filósofos el conocer si dicho efecto y enfermedad es simulada o no.

Resolvieron que el acusado padecía enfermedad mental,  melancolía morbo o melancolía atrabiliaria,  que pudo originarse con ocasión de estar expuesto el acusado a pleitos y litigios de cierta consideración, a causa de lo cuál la melancolía pasó a furor... (citando  a Hipócrates).

 Ambos estaban de acuerdo en el diagnóstico, no obstante se comprometieron a estudiar el caso concienzudamente para una próxima declaración.

Los  síntomas visibles de Isidro, tras cuatro meses preso, eran ...tener espantados, furiosos y ofuscados los ojos, térreo y descompuesto el semblante con algo de rubicundez, quererse enfurecer si le apuran mucho en la conversación, indicio de mezclarse el humor atrabiliario con el melancólico, dormir muy poco y eso con turbulencia y espanto....., hacerle oír misa con mucha dificultad ...., decir que está condenado, no poder hacerle comer  en mucho tiempo ni gustar de hablar,....responder con desconcierto...aunque en otras ocasiones habla con juicio  (cosa ajena esta última señal de los que fingen).

Pero alguna duda campeaba el horizonte. El hecho de que hubiese acaecido en marzo el luctuoso suceso desconcertaba a los médicos ya que parece que no era tiempo para engendrar semejante achaque....En la parte del año que llaman verano, no parece ser legítima la furia con que lo ejecutó (el asesinato) si no es simulada, respecto de no reinar en semejante tiempo intemperie conducente a su producción....Aunque....,atendiendo a las mutaciones que puede padecer este tiempo del aire y otros influjos celestes, cabe el ser acomodadísimo tiempo para su producción...
Recordaban  que además en esa época había llovido bastantemente y corrido el aire que los médicos llaman austral...

El juez estimaba suficiente que cobraran por su trabajo dos doblones de a dos escudos, para cada uno el suyo. Pero ellos se negaron a percibir tan escasos emolumentos y se resistían  a revelar las  citadas conclusiones del estudio. D. Andrés, ya en León,  escribió pidiendo los documentos  al juez de Oviedo D. Gregorio Menéndez  Cifuentes que le  respondió de esta guisa: Dí aviso a los doctores....., se pusieron de muy mala calidad diciendo se admiraban mucho de que v.m., no ignorando lo mucho que han trabajado y estudiado en la materia, como tan maestro en todo, enviase tan corta cantidad....Procuré suavizarles y no fue posible....Estaban con resolución de no hacerla (declaración) sin que se les pagase prontamente......Ofrecíle a cada uno un doblón de a ocho y con todo esto les vi muy descontentos....y ultimamente con algunas razones les vencí....

A consecuencia de haberse gastado el tiempo en disquisiciones  dinerarias, eran las cinco de la tarde cuando el escribano comenzaba a reproducir la declaración, que se prolongó hasta pasadas las doce de la noche del primer día de septiembre

. ...Y les entregué a cada uno sus cuatro doblones...

Los documentos llegaron a León con un poco de retraso, pero llegaron.  Constituían una  prueba de gran peso a la hora de dictar sentencia.
               
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                   DILIGENCIAS PRACTICADAS EN LEÓN

                  Llegaba el juez a León el 26 de agosto. Era entonces alcalde mayor de la ciudad el abogado D. Domingo de Bedoya. 

 D. Pedro Núñez fue designado curador ad litem de Isidro. D. Antonio de Rebollín actuaba como abogado defensor de Pedro del Cueto.

El fiscal solicitaba para el homicida pena ordinaria de muerte y perdimiento de sus bienes alegando que simulaba locura, presume gran dolo y malicia si bien sería de justicia condenarle ante todas cosas en pena de tormento para que en él oiga y se aclare la verdad.

Enseguida empezaron los trámites para embargar y poner en venta  bienes de Isidro de cualquier naturaleza: juros, rentas, censos, oficio de regidor perpetuo, jurisdicción de Sardón de Duero, villas de Villadangos y Celadilla, ....hasta completar el total de las costas y salarios que, a esas alturas ascendían a más de 15.000 reales, sin contar los honorarios del primer juez ordinario sobre el que recayó el caso quien ya había solicitado, en su momento,  el embargo de bienes del acusado a la sala de  alcaldes del crimen de  la Real Chancillería de Valladolid.

 Para publicitar el asunto se colocaron cuatro edictos, dos en las esquinas de la Plaza Mayor, otro en la de la Catedral y otro en la puerta de la ciudad y cárcel real. 

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                                    LOS  OTROS IMPUTADOS


D. Andrés de la Bárcena mandó detener a D. Manuel, a Marcela y a Magdalena acusados  de  cómplices del asesino.

               
 Magdalena, vecina de León o del lugar de Navafría,  próximo a la ciudad, era, según los testigos designados por la defensa de Isidro,  mujer escandalosa y de mala opinión que,  por lo visto, embrujó a su amante, el caballero leonés D. José Grandin ?, cuando éste había decidido volver a los brazos de su esposa  Dña Josefa de Burgoa.

Habiéndose apartado D. José del amancebamiento, al cabo de un año le dieron dolores intensos en un lado del rostro, de que padeció mucho...Y después le sobrevinieron terribles dolores de cabeza. Y antes, un dolor extraordinario en un pie, del cuál por dos veces sintió se le subía cuerpo arriba hasta ocuparle la lengua, de forma que se receló si era gota o perlesía...  Y de los dolores de cabeza estuvo en cama padeciendo veintisiete días hasta que falleció ........Y sospecharon que Magdalena le dio hechizos y que de ellos murió.

...Y de siete años a esta parte, Josefa de Burgoa  (38 años) ha estado y está postrada y enferma  sin haberle podido curar los médicos sus dolencias...que han sido sangre lubia echando molas antes y estando casada y después de viuda, que es lo extraordinario y contra lo natural.
Le habían aconsejado a Josefa, entre otras personas el Dr. Herce (médico), que fuese a conjurarse y a medicinarse a la iglesia monasterio de Liébana, de la religión de San Benito, donde está el cuerpo de dicho santo y un brazo de la cruz de Nuestro Redentor....Así lo hizo.

El conjurador del convento le aplicó exorcismos por espacio de nueve días y le aseguró que la enfermedad que padecía eran hechizos. Tras el tratamiento mejoró mucho pero, pasado algún tiempo, ha vuelto a padecer la enfermedad a ratos, como actualmente la padece hasta haberla dejado en los puros huesos...

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Hay que decir que Magdalena no se presentó ante la autoridad. A pesar de  que fue buscada en León y en Navafría nadie supo dar razón de su paradero. Se la declaró en rebeldía y se ordenó castigarla  por rea ausente y fugitiva en las mayores y más graves penas establecidas por derecho.


Cuando D. Pedro Maldonado, alguacil mayor de León, se dispuso a detener a  Marcela, la encontró cenando en su casa en compañía de su hermana Isidora y otra mujer....Se puso una mantilla blanca...y la llevaron presa a la cárcel, donde fue entregada a D. Juan de Cartagena, alcaide de la misma. Tenía 34 años. En el interrogatorio que se le practicó negó el amancebamiento con el homicida y explicó de esta forma la relación que existía entre  ambos:

En vida de D. Andrés, el marido de Marcela era un fiel servidor de la familia hasta tal punto  que  había perdido sus bienes al ser embargados por la justicia  precisamente por un desfalco económico de su amo en materia tributaria. Cargó con una culpa inmerecida para salvar parte del patrimonio de D. Andrés. Entonces éste, agradecido, había decidido adquirir  el compromiso  de que él y sus herederos pagarían una asignación mensual a Cristóbal y luego a su viuda Marcela. Esa y no otra era la causa por la que recibía dinero de manos de  D. Isidro.
 Del mismo modo afirmaba la declarante que era Isidro quien deseaba contraer nupcias con ella y que por ello le había dado palabra de casamiento a pesar de la oposición familiar. A este respecto aseguraba que el susodicho le decía delante de un cuadro de Ntra Sra del Camino que ella tenía en su casa,  que dicha santa imagen era testigo (de) que era su mujer la confesante y no trataba de quitarle el  crédito....

El testigo Jose López de Varona salió también en defensa de la honorabilidad de Marcela, en cuya casa había vivido por espacio de tres meses en 1679,cuando Bartolomé García Santomé (cuñado de Marcela) por amistad y cariño de haber asistido juntos a...D. Juan de Zuloaga, le sacó del mesón de Las Comedias donde estaba hospedado para llevarle a dicha casa..., donde solo vio un recogimiento ejemplar, aplicación a la educación de sus hijos y ejercicio de la labor de sus manos.

Declarando en presencia de su abogado Antonio Díez,  Marcela  exculpaba a Magdalena de los delitos de hechicería que se le imputaban. Cierto era que residió en su casa desde las navidades de 1685 hasta el mes de agosto de 1686, en tanto se resolvía el proceso de divorcio que había solicitado, y su comportamiento durante ese tiempo había sido ejemplar. En una ocasión Magdalena escribió una carta muy cortés a Dña María Nieto quejándose de las falsas acusaciones de hechicera que le dedicaba  D. Felipe de Lorenzana, hijo segundo de la susodicha.

Dña María Nieto estaba casada con D. Manuel Buitrón de Lorenzana, hermano de la madre del homicida y miembro igualmente de una de las más distinguidas familias de León. Al parecer D. Manuel sufría algún tipo de demencia que le llevó a dar unas heridas a Dña María Nieto, su mujer en la plazuela... que llaman de Regla. A consecuencia de ello fue detenido y trasladado  a la cárcel para cumplir condena. La justicia ordenó a la agredida ingresar en el convento de las Carvajalas. Pasado un tiempo prudencial, el corregidor  sacó de la prisión al agresor y le llevó en su coche a dar gracias al santuario de San Isidoro....Luego le acompañó a casa de su cuñado D. Andrés García de Herrera quien, erigiéndose en una especie de tutor, aceptó el compromiso de cuidar de su persona hasta el fin de sus días. Tras el óbito de D. Manuel se sacó a Dña María del convento.

Esta historia viene a cuento de que, como apuntaban algunos declarantes, la locura de Isidro podría tener origen genético.

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 D. Manuel fue preso el día 30 de agosto en la cárcel real de León. Este hecho desató una auténtica tormenta en la ciudad. Era clérigo de menores ordenes, beneficiado y poseedor del beneficio simple del lugar de Genicera (concejo de Los Arguellos) desde la muerte de su hermano Atanasio,  pero se resistía a abandonar los placeres mundanos y a adecuarse a  su nueva condición. En Luarca se paseaba vestido de color, con calzón y ropilla de paño, medias blancas, cabellera larga natural y sin corona alguna....


Era obispo de León y miembro del Consejo Real D. Juan de Aparicio Navarro y había nombrado canónigo, provisor y vicario general  al licenciado D. Antonio Leal y Roiz (o Roig). Éste, al enterarse de que Manuel estaba preso,  montó en cólera y amenazó al juez con la excomunión si no le excarcelaba y permitía que fueran los tribunales eclesiásticos quienes tomaran cartas en el  asunto....por la notoriedad de haberse portado siempre.....como eclesiástico, trayendo cuello y hábito largo....

La dura  respuesta de D. Andrés de la Bárcena no se hizo esperar: Dejando en su buen crédito y literatura al sr. D. Antonio Leal y Roig......., en razón de esta causa le ha tenido y tiene por odioso y sospechoso y como tal le recusa con el juramento necesario por convenir a la defensa de la jurisdicción real.....y buena administración de justicia...., por haber sido dicho provisor amigo íntimo de D. Atanasio de Herrera.
Suplico al sr. provisor se inhiba y abstenga y por lo menos por ahora sobresea en él...
Y porque también es notorio ser incorregible el dicho D. Manuel en diferentes delitos además de dicho parricidio. Y especialmente en haber, de algunos años a esta parte, con violencia desflorado y estuprado a muchas criadas y doncellas que han servido a dicha Dña Antonia, su madre. Caso también claro de que el clérigo menor con beneficio, no goza de fuero eclesiástico  debido a la gravedad de los delitos.

El vicario no solamente no accedió a la petición del juez sino que procedió a su excomunión  mediante una cédula fijada en la calle de la casa donde se alojaba  y otros lugares....
En esta situación D. Andrés se vio obligado a litigar para que le fuera devuelta su antigua condición de buen cristiano. Para ello otorgó poderes a  D. Francisco Guerrero, D. Juan de Balbuena y  D. Jerónimo Canseco (procuradores del número de la Audiencia Episcopal de León) y a D. Juan Pérez de Burgos y D. Juan de Estefanía, procuradores en la Real Chancillería de Valladolid. 

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                                   CONDENAS

                     D. Isidro, teniendo en cuenta el eximente de enajenación mental, fue condenado a pagar 100.000 maravedís y a seis años de presidio en Orán....., que sirva a su costa y sin sueldo. Y si los quebrantase, pena de muerte.

Pedro del Cueto a seis años de presidio en Larache...;y no los quebrante so pena de cumplirlos doblados en galeras, al remo y sin sueldo.


Sin embargo de la contradicción hecha por el fiscal, Dña Marcela de Robles sea suelta de la prisión en que está dando fianza carcelera.......Y  se despachó mandamiento removiéndole la prisión  en su casa, donde no salga ni la quebrante hasta que otra cosa se mande. Se constituyó en  su fiador D. Francisco de Contreras.


A Magdalena Zerón que estaba desaparecida y declarada en rebeldía, se la condena a ser desterrada de la ciudad de León y diez leguas de contorno; y en vergüenza pública que se ejecute en la forma  acostumbrada una vez sea habida y presa. Y si quebranta la pena se le doblará el tiempo en los emparedados de Úbeda.

Elvira, la joven y desgraciada madre de la criatura se permitió escribir, de su puño y letra, una carta al juez diciendo ....no dudo que las súplicas de mujer ....hacen mucha fuerza en los hombres....Aseguraba que   el crimen lo cometió su marido por estar enfermo y rogaba  que pronto un médico le proporcione cura. Debo decir que Elvira se querelló criminalmente contra Manuel, Marcela, Pedro  y Magdalena pero no contra su marido, por el que sentía  lástima.


 D. Álvaro de Navia  y Arango   le pidió al juez que ordenase la entrada de su hija Elvira en un convento.  Dña Antonia, madre de Isidro, propuso que fuera el de  monjas bernardas de Carrizo, cerca de León,  pero Dña Mayor   llorando amargamente suplicó  al juez que no consintiera tal destino para su hija, a lo que  éste accedió aconsejando que  continuara viviendo  en Luarca en compañia de sus padres.


La situación procesal de Manuel estaba en espera de resolución.

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El 27 de septiembre el juez enviaba al Consejo de Castilla  el amplísimo dosier  (más de 2.500 páginas) que albergaba confesiones, testimonios, citaciones, autos y todo lo relativo al proceso judicial que desencadenó  el horrible crimen.

La actuación impecable del juez se coronaba con una carta de su puño y letra dirigida a D. Francisco Bravo de Sobremonte:
 El deseo del acierto, sabe Dios, he procurado......Y a vuestra señoría suplico me tenga en su memoria......Y se apiade del receptor (escribano) y alguaciles que parten con ésta y el proceso, sin haber cobrado lo más de sus salarios, como yo, por haberme parecido no poder obligar a su satisfacción a D. Álvaro, aunque recusó.....algunos ministros togados de la Chancillería sin preceder diligencias de que constase no haber efectos de D. Isidro  de que poderse pagar....
(Valladolid a 27 días del mes de septiembre y año de 1687).



















 

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