A primeros de octubre de 1646 se percibieron en el norte de Tenerife algunos temblores de tierra de escasa importancia. Pero el día de San Francisco y siguientes se sintió gran estruendo en toda la isla en forma de artillería gruesa y escaramuzas de mosquetería.....
Pocos días antes había reventado un volcán en la isla de La Palma, distante de Tenerife unas 18 leguas.
El 30 de septiembre, domingo, entre las once y las doce de la noche se sintió en La Palma un temblor de tierra tan grande que atemorizó a sus habitantes. Al día siguiente se abrió una grieta en el término que llaman Tijarafe, a cinco leguas de la ciudad, por donde comenzó a salir humo y fuego continuando los ruidos a modo de truenos y los terremotos. El martes salía humo y fuego con gran violencia...en la Hoya de la Manteca (llamada así por la cantidad de tal materia prima que producía el ganado que pastaba en este paraje).
Se abrió una boca que arrojaba humo, fuego y unas piedras tan grandes como casas. Se abrieron nueve bocas que quedaron en una de donde salían seis ríos de fuego...
La devastación fue suprema. El 15 de noviembre era tal el estruendo al anochecer que se percibía en La Laguna, lugar de residencia del gobernador, quien ordenó que se descubriera el Santísimo Sacramento en todas las parroquias y conventos de frailes y monjas de la ciudad....
Las gentes, aterrorizadas, acudían a los templos en continuas procesiones de sangre y otras demostraciones cristianas.
A legua y media del volcán primero, junto al mar, se habían abierto otras dos bocas de donde salían quince ríos de fuego más líquido......que entraban en la mar casi juntos y en él se cuajaba su materia como piedra...
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