El duque de Osuna, Pedro Girón, había contratado al maestro pintor Sánchez Coello para que realizara dos grandes retratos al natural, uno de ellos de la condesa de Haro, su hija, y el otro de la marquesa de Peñafiel, su nuera.
El precio exacto no se cerró en el momento del encargo aunque el pintor anticipó al cliente que la cantidad oscilaría entre 100 y 120 ducados cada obra, dependiendo del tiempo que se viera obligado a residir fuera de su domicilio y del número de ayudantes para hacer las ropas que necesitara contratar, dando a entender que los rostros de las modelos los pintaría él mismo, como maestro que era.
Una vez acabado el trabajo, Sanchez Coello facturó por importe de 300 ducados (3300 reales), cien por cada cuadro y otros cien para cubrir los gastos de hospedaje, cabalgaduras y demás. Pedro Girón ofreció 80 ducados (880 reales) en total. Ante la falta de acuerdo, el pintor no tuvo otro remedio que acudir a los tribunales de la villa de Valladolid un día 12 de mayo de 1575.
En 23 de agosto del mismo año la justicia se pronunciaba ordenando que cada una de las partes nombrase un perito experto en la materia para que hicieran una tasación justa.
El duque nombró a Gaspar de Palencia, pintor, y Sanchez Coello a Benedicto (Benedetto) Rabuyate, de origen italiano afincado en Valladolid donde ejercía su profesión de pintor.
Aunque la diferencia de criterio, en este caso, no estaba tan desfasada (1400 y 2000 reales), tampoco resolvieron en consonancia los referidos tasadores. Entonces el tribunal acordó el nombramiento de un tercero en discordia de reconocida solvencia. Gregorio Martínez asumía la responsabilidad de valorar de la manera mas justa posible, los dos retratos.
Su estimación coincidió exactamente con la de Rabuyate. Ambos retratos valían 2000 reales, justamente la cantidad que el duque quedaba obligado, por sentencia, a abonar a Sanchez Coello en los seis días inmediatos siguientes a la publicación de la misma (31 de enero de 1576).
El tribunal estuvo constituido por los licenciados Ibarra, Hinojosa y Juan Yáñez de Valmaseda.
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