Los colegiales del colegio mayor de San Bartolomé  y del colegio militar del Orden de Santiago,  ambos pertenecientes a la Universidad de Salamanca, mantenían una  pugna continua acerca de quienes gozaban de mayor prestigio y, en consecuencia, tenían preferencia para ocupar determinados asientos  en lugares públicos o debían  ceder la pared si se encontraban caminando por una acera.

En la ciudad de Salamanca los disturbios por esta causa  eran constantes y en más de una ocasión el Consejo Real de turno se vio obligado a tomar cartas en el asunto y publicar sendas cédulas con las directrices a seguir en caso de conflicto.

Un 27 de octubre de 1685 a cosa de las cinco de la tarde..., el licenciado Pedro Díaz de Cienfuegos, colegial en el mayor de San Bartolomé de dicha universidad y juez escolástico en ella, mandó llamar a tres notarios apostólicos públicos para que le acompañasen y  levantasen acta de lo ocurrido en la calle de la Pajaza, cerca de la plazuela de San Julian,..... donde estaban parados cuatro colegiales de San Bartolomé y dos del militar de la orden de Santiago.

Al ser preguntados por la razón de la disputa tomó la palabra D. José de Cossío ( del colegio mayor) con mucha cortesía, quitándose el bonete de la cabeza....:
Veníamos unos y otros por los sitios que usted ve todos arrimados a esta acera donde estamos; y viendo a estos señores me aparté de la pared hasta casi la mitad de la calle....y con el bonete en la mano les brindé con la pared  y sin corresponderme con la urbanidad, quiso tomarla este caballero (señalando al más antiguo de los militares).  José de Cossío esgrimió  la  precedencia que la cédula real otorgaba  a los colegiales mayores....,a lo cuál respondió este caballero "aunque usted me dé de puñaladas no he de dejar la pared". Y entonces volví a decirle  "ésto no  ha de ir a puñaladas, fundamos de derecho y habrá quien nos guarde justicia; y ahora tomemos tabaco", como lo hemos hecho unos en las cajas de otros....
Esto es lo que ha pasado señor juez....

Acto seguido Cossío y sus compañeros pidieron al juez que aplicase el protocolo  de la real cédula y procediera a prender y castigar a los militares.

El juez ordenó a los caballeros que, bajo pena de excomunión mayor, cediesen la pared. Aunque en principio se negaron, tras un largo rato de razonamientos y objeciones por ambas partes, los dos caballeros consintieron en pasar y ceder la pared....por violencia, por ser ellos dos y los de la otra parte cuatro. 

Los colegiales mayores siguieron el camino que llevaban  y el juez con su comitiva y los dos militares presos  se encaminaron hacia el convento de los Agustinos Recoletos donde el juez  les ordenó entrar para que se sosegase la gente que, en gran número, había concurrido a presenciar el suceso.

Allí los caballeros solicitaron la presencia del maestrescuela del colegio al que pertenecían por ser la única autoridad que reconocían. El juez accedió a la petición y ordenó ir en busca del referido maestrescuela, quien dispuso   recluir en sus cuartos a los dos militares hasta que su señoría se informase mejor del suceso y lance referido y mandase otra cosa.....







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