La abundante  humedad de las calles  de Salamanca, ciudad muy lodosa,  llegó a constituir un serio problema, ...tanto que en la mayor parte....no se puede bien andar sin trabajo, especialmente en la plaza y calles principales, lógicamente las más transitadas.

Era un inconveniente para la población en general y para los que andan a negocios en particular. Además trae mucho daño a la salud de los vecinos de la dicha ciudad, razón por la que era necesario intervenir para subsanar el problema.

En febrero de 1501, los RRCC publicaban una cédula dirigida a D. Diego Osorio, corregidor de la ciudad. Le comunicaban que Antonio Suarez, sexmero de la dicha tierra....., se había dirigido a los monarcas solicitando que no diesen licencia al referido corregidor para gastar en limpiar las calles y la plaza de esta dicha ciudad los maravedís que sobraron de los 400.000 que fueron repartidos para el reparo de las puentes de esta dicha ciudad, atendiendo a que el repartimiento entre los vecinos (recaudación) se había hecho para otros fines y porque la dicha tierra no es obligada a pagar en limpiar....Por lo tanto....os mandamos que los maravedís que  sobraron no los gastéis....salvo en el reparo de las puentes y calzadas.

Parece que el corregidor recurrió entonces a un llamamiento vecinal, una especie de hacendera, para las labores de limpieza. Pero en mayo del mismo año, a petición de los sexmeros,  los reyes reprendían de nuevo a la autoridad local y le advertían que en la limpieza de la plaza se guarde el uso y costumbre y se realice  del mismo modo que en años anteriores.  Y que los vecinos no sean compelidos ni apremiados a trabajar ni a poner a disposición del común  sus carretas.

La solución pasaba por contratar empleados para  limpiar.....y conservar la dicha limpieza...., pero los ingresos por propios  eran escasos y no quedaba mas remedio que hacer una recaudación extraordinaria para pagar los salarios. Por otra parte, no era el momento adecuado para establecer un impuesto nuevo. Se decidió, entonces, ofrecer un servicio que generase ingresos. En julio del año referido, 1501, sus majestades otorgaban licencia y facultad a la ciudad de Salamanca para nombrar corredores de bestias...y otras mercaderías. Los designados para esta tarea  trabajarían gratuitamente a beneficio del común. Todo aquel comerciante, tratante, comprador o vendedor que solicitara sus servicios tendría que abonar una cuota, la que estipulase la autoridad, que se destinaría a sufragar los  gastos de la limpieza de la ciudad.


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