En la muy noble ciudad de Toledo a 13días del mes de febrero de....1505 años..., estando en las casas del magnífico señor don Pedro de Castilla, corregidor y justicia mayor en la dicha ciudad de Toledo....,hallándose presente también el notario Antonio Flores, comparecía el reverendo señor doctor don Antonio García de Villalpando, canónigo de la santa iglesia de Toledo, juez y vicario general en lo espiritual y temporal en todo el arzobispado de Toledo.
Portaba el clérigo una carta de la reina Juana I de Castilla rubricada por el rey Fernando, su padre, como administrador y gobernador de estos sus reinos....
El contenido de la carta hacía referencia al agravio y perjuicio que sufría, según sus propias palabras, fray Francisco Jiménez ( cardenal Cisneros) al verse desposeído del derecho a traer vara de justicia en las ciudades de Toledo y Ciudad Real así como en la villa de Madrid, habiéndola traído antiguamente....sin estorbo alguno, los alguaciles, merinos y fiscales del dicho arzobispado.
Isabel la Católica había concedido prebendas judiciales al clero. Y ¿qué suponían en la práctica estas concesiones?; pues ni más ni menos que los eclesiásticos eran inmunes a la justicia civil mientras que la autoridad eclesiástica podía castigar los delitos de civiles.
Al morir la reina, al cardenal Cisneros le fue retirada tal prerrogativa. Es comprensible que se sintiera agraviado y molesto ante una pérdida importante de la cuota de poder de que gozaba en vida de Isabel I. Y también es comprensible que recurriera a Juana I para que lo mandase remediar, a sabiendas de que iba a complacer su petición en cuanto le fuera expuesta la poderosa razón que pensaba argumentar el cardenal, perfecto conocedor de los términos del testamento de la reina finada.
...La reina doña Isabel, mi madre, en su testamento dejó ordenado y mandado que todo lo que fuese en perjuicio de los prelados o iglesias o contra la libertad eclesiástica, se remediase.....Por ende, por la presente, mando a vos las dichas justicias....que dejéis y consintáis traer vara de justicia a los alguaciles, merinos y fiscales del dicho arzobispo......
El corregidor Pedro de Castilla dijo que obedecía el mandato y, ante varios testigos que fueron llamados para la ocasión, tomó la dicha carta en sus manos y la beso y la puso sobre su cabeza en señal de acatamiento.
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