Las reducciones guaraníes comandadas por religiosos jesuítas  habían convertido sus asentamientos en pueblos prósperos exentos de problemas graves de vecindad. Eran tribus nobles, nada belicosas.

Pero con la firma del Tratado de Madrid (1750) entre las monarquías española y portuguesa las cosas se complicaron sobremanera. España se hacía con  la codiciada Colonia del Sacramento (punto estratégico de las operaciones de contrabando inglesas), pero a cambio cedía importantes territorios en lo que hoy corresponde al sur de Brasil, sur de Paraguay y la provincia argentina de Misiones, justamente donde se asentaban las pacíficas poblaciones indígenas a las que me acabo de referir.

 Una vez rubricado el acuerdo con Portugal, los comisarios enviados por el rey Fernando VI ordenaron a los indios abandonar sus pueblos para transmigrar a otras tierras.   De lo contrario serían sometidos   a la soberanía portuguesa. Ninguna de las dos opciones era de su agrado. En 1753 escribían al gobernador rioplatense, José de Andonaegui, en un tono desesperado:

No hemos cometido delito para merecer este castigo...de destierro  y pérdida de casas y haciendas para entregarlas a los portugueses. No hemos hecho mal a los de Buenos Aires, ni a los de Montevideo, ni a los de Corrientes....

Pues que el haber nosotros dado a Dios y haber ofrecido la tierra donde estamos ha de servir para que el nuestro rey Fernando sea malo?...

......Se han empleado en servicio de la monarquía todas las veces que los gobernadores, en nombre de S.M., se lo han mandado... -referían los jesuitas, que estaban de su parte- .Y habían trabajado  construyendo  fortificaciones contra los enemigos de la corona española ...,no solamente sin sueldo, mas también hemos dado nuestros bienes, nuestros animales, nuestras vidas...Por eso no podemos creer que nuestro rey nos pague ahora nuestro buen corazón con mandarnos que dejemos nuestras tierras......

Recordaban al gobernador la promesa de Felipe V de no sacarlos de sus tierras ni causarles molestia alguna. 

Sacaron por ventura a nuestros abuelos de los montes para esto?. Los juntaron, los enseñaron para volverlos ahora a perder?. No será así, Dios Nuestro Señor no quiere eso ni es voluntad de nuestro santo rey....

Los autores de la carta representaban a   los indios de San Luis, San Juan, San Miguel, de la Concepción....pero sus súplicas, en este caso, de nada sirvieron.


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