En abril de 1797 fallecía en Buenos Aires  D. Pedro Melo de Portugal, virrey del Rio de la Plata. Uno de sus albaceas testamentarios fue D. Benito de la Mata Linares, regente de la Real Audiencia de la capital rioplatense.

Poco tiempo llevaba Pedro Melo ejerciendo el virreinato.  Los bienes que dejó a su muerte no alcanzaban a satisfacer los créditos, entre otras razones por   la dificultad que entrañaba  vender con estimación (y decencia)  los muebles y adornos de sus piezas de habitación (sillas, canapés, mesas, espejos, cuatro colgaduras de otras tantas piezas, alfombras y otras menudencias...), a causa de la depreciación que sufrían  arrancándose y sacándose de donde se colocaron.

Así las cosas, de la Mata escribía en mayo del mismo año al Príncipe de la Paz proponiéndole que fuera la Real Hacienda quien adquiriera las pertenencias del virrey a un precio que permitiera saldar sus deudas,...por la buena memoria de un tan digno jefe de estas provincias y de un general tan distinguido...

Por otra parte, la adquisición de los bienes por el erario real permitiría contribuir al decoro de los virreyes, dejándoles viviendas decentemente puestas, algo propio de sus altos empleos.....,como ocurría en México y Lima. Y ......se evitaba así que la casa de quien representa al soberano sea algunas veces tan indecente como la de cualquier particular...

Apuntaba también la posibilidad de que el virrey de turno, al instalarse en la casa referida, abonara una cantidad a modo de fianza con la obligación de entregarla a su sucesor tal como él la había recibido, con arreglo al inventario que la autoridad competente hubiera realizado.

Si el rey aprobaba este plan, de la Mata estaba seguro de que  se reconocería el mérito de tan útil establecimiento a v.e. (Godoy).....para dar a conocer a estos países las liberalidades del soberano, lleno de amor por sus buenos vasallos, premiando a sus celosos súbditos. (29 de mayo de 1797).




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