Habiendo advertido el Consejo de S.M. que era un estorbo para el progreso prohibir a las mujeres desempeñar determinados oficios, Carlos III publicó en 12 de enero de 1779 una Real Cédula (conforme al acuerdo alcanzado en 16 de noviembre de 1778) para intentar corregir algunas costumbres que se consideraban trasnochadas.
Llegó a oídos del rey que el gremio de cordoneros, pasamaneros y botoneros de la ciudad de Valencia se oponía al establecimiento de una escuela para que las niñas aprendiesen dichos oficios. Las ordenanzas de muchos de los gremios de artesanos prohibían expresamente desempeñar el trabajo a las mujeres. En el último cuarto del Siglo de las Luces, reinando el más ilustrado de los monarcas, se consideró perjudicial al fomento de la industria y al progreso en el adelantamiento de las manufacturas, excluir a las mujeres de los trabajos mas propios y conformes a su sexo que al de los hombres.
La Real Cédula ordenaba que con ningún pretexto ni motivo se embarazase la enseñanza a niñas y mujeres a hacer botones u otra cualquiera manufactura propia de su sexo y fuerzas mujeriles...
Asimismo se disponía en el documento que, una vez aprendido el oficio, las mujeres pudiesen vender libremente a precio de mercado sus manufacturas, lográndose de esa forma no tener ociosas esas manos y las de los hombres se pudiesen aplicar a la agricultura y otras operaciones de mayor trabajo. O al servicio de las armas y Marina.
Los ingresos obtenidos....a unas pueden servir de dote para sus matrimonios. A otras como complemento de la economía familiar para ayudar a mantener sus casas y obligaciones. Y lo que es más, libertarlas de los graves perjuicios que ocasiona la ociosidad y que tanto número de hombres como se emplea en estas manufacturas menores se dediquen a otras operaciones mas fatigosas que no alcancen las fuerzas mujeriles...
Rubricaba la Cédula D. Pedro Escolano de Arrieta, mi escribano de Cámara y de Gobierno del Consejo por lo tocante a los reinos de la Corona de Aragón.
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