La joven Ana de Austria emprendía desde su país de origen, en la primavera de 1570, el largo periplo que la llevaría a encontrarse con su esposo y también tío, Felipe II. Se habían casado por poderes en Praga, siendo para el rey sus cuartas y últimas nupcias.
El viaje se prolongó durante casi medio año, con paradas de varios días en distintos lugares de los vastos dominios del rey español. En Laredo se preparaba todo para recibir a la reina con el boato que merecía tan ilustre persona. El duque de Béjar y el cardenal de Sevilla habían sido comisionados por el propio rey para asistir a la reina desde su desembarco hasta llegar a Madrid. Por alguna razón inesperada el desembarco se produjo en Santander y no en Laredo .....,cosa que nos tiene muy espantados y no lo podemos creer.....,por ser la mayor descomodidad del mundo y no poder cumplir con el hospedamiento de S.M.....(escribía el cardenal a Gabriel de Zayas, secretario del rey y de su Consejo, en 2 y 3 de octubre de 1570). Pero dejando de lado, por esta vez, la llegada a España de la joven reina, vamos a referir una incidencia que sorprendió al duque de Béjar mientras viajaba hacia Laredo para cumplir con el encargo real.
El de Béjar recibía una carta del secretario del monarca, fechada en 28 de agosto del mismo año, cuando se hallaba cerca de Burgos. En ella le facilitaba una lista de las personas que acompañaban a la reina para disponer el recibimiento adecuado. En la carta de respuesta el duque agradecía el mandar S.M. que el señor cardenal y yo sirvamos a la reina, nuestra señora, cuando desembarque en Laredo y en Colindres...Es muy gran merced para mí y así lo será para el señor cardenal......Apuntaba también la conveniencia de parar en Oña porque en Medina......no es posible caber todos. Dícenme no hay comodidad mejor que la de Oña para tanta gente.......
Yo llegué ayer tarde aquí a Burgos, donde hallé mucha voluntad en toda esta ciudad de servir a S.M....Y con la misma me han hospedado a mí, lo cuál me sucedió diferentemente en Valladolid...Me parece dar a vuestra merced cuenta de ello para que de mi carta lo sepa, que es de creer por otras partes habrá llegado allá la nueva. Y fue así:
.... Antes que llegase, un regidor de la villa (de Valladolid) fue a su encuentro para pedirle que entrase en ella y a rogarle que no consintiera que los aposentadores reales que le acompañaban le señalaran alojamiento, porque no se hiciese perjuicio a los privilegios que tienen en este caso; que ellos (los regidores) me querían aposentar. Y yo holgué...Pero desde que me tuvieron en la villa quisieron hacerme tiro previniendo en todas las posadas que los huéspedes tomasen prendas para ser pagados. Y diciendo que en esta ciudad y en todas ocasiones querían conservar sus privilegios. Aunque para el duque no suponía ningún esfuerzo el pagarles sus posadas..., se sintió molesto por el mal término que conmigo usaban y porque le pareció un agravio a la autoridad del rey. Como la situación era tensa hice venir al presidente, el cuál lo remedió mandando que los aposentadores (reales) hiciesen el aposento, reservando así a S.M. lo que la villa pretende en contrario.
Se decidió no comunicar al rey el incidente por si.... le pudiese dar pesadumbre.
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