A falta de protocolo para atender la visita a España del embajador del duque de Moscovia (1668) hubo de reunirse el Consejo de Estado en varias ocasiones. Tales reuniones resultaron más bien infructuosas y los consejeros acabaron determinando que se procediera de la misma forma que se había hecho con motivo de la visita, unos cuantos años antes, del embajador del Gran Turco...,que se reduce a tres puntos: darle casa alhajada, hacerle el plato y forma de darle la audiencia.
En lo relativo a proporcionarle casa, además de estar alhajada con decencia, debería de estar apartada del comercio, porque traía mucha gente...Para cumplimentar a la comitiva en el trayecto de Cádiz a Madrid, el duque de Medinaceli tenía instrucciones precisas para que enviase persona que le fuese alojando, que procurase como de suyo, disuadirle de la pretensión de hacerle el gasto, pero que si no lo conseguía se le hiciese hacer como de sí mismo, sin que pareciese orden de S.M., por excusar la consecuencia...Los 4 o 6 días primeros se le podía hacer el plato con toda ostentación y que después el conductor de embajadores podría, con pretexto de mayor comodidad para el embajador, introducir la plática de si quería que se redujera a dinero.......En otras palabras, como el agasajo diario a los miembros de la embajada moscovita suponía un importante dispendio para la real hacienda, se pretendía reducir el gasto proponiendo al embajador que aceptase una cantidad diaria de mesada, para que él mismo administrara la manutención del séquito. Por supuesto, dando a entender al embajador que esa proposición era cosecha propia del cicerone y en ningún caso partía del Consejo Real ni del rey Carlos II (incapaz de decidir, por razones obvias) ni de la reina madre Mariana de Austria
Respecto a la audiencia que debía celebrar con SSMM, con dosel y tarima, se dispuso que el embajador entre por el salón dorado, pasando a la pieza oscura, galería de mediodía...Cuando vino el turco estuvieron los ujieres y ayudas de cámara del rey (Felipe IV) colocados cada uno en el lugar que le correspondía; en esta ocasión, siendo el rey (Carlos II) un niño y no teniendo casa propia, se recurrirá a los ujieres y reposteros de la reina. Por la misma razón se requerirá la asistencia de la reina madre con todas sus damas y señoras, encargándose el mayordomo mayor de colocarlas donde les corresponda.
Como el turco traía turbante hacía la cortesía con todo el cuerpo, en aquella ocasión Felipe IV no se quitó el sombrero. En este caso, si el moscovita se quitara la gorra, S.M. procederá como lo hace con otros embajadores.....Al turco llevaba como asido de la ropa el mayordomo semanero; en este caso bastará con que vaya a su lado, sin asirse de la ropa.
Los regalos que traían consigo los rusos, sobre todo pieles de animales, supusieron una decepción para la corte española, que contaba con dádivas mucho más generosas.
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