Doña Manuela de Soria y Rosales, criada de la reina, casó en  1721 con don Juan de Balenchana, oficial tercero de contralor  y mozo de oficio de la cava de la reina, nuestra señora. En el verano de 1735 fallecía Manuela dejando viudo, hija y una fortuna considerable. Juan de Balenchana había ascendido y por entonces desempeñaba el cargo de sumiller de la cava de  la reina. A título de curiosidad voy a referir los gastos del funeral de la susodicha. Aunque, por supuesto, poca gente podía permitirse tales dispendios, no se puede negar la importancia que todos los estratos sociales otorgaban a  las honras fúnebres, por creer que tenían  relación directa con la salvación del ánima. Todo el mundo, cada cuál en la medida de sus posibilidades, destinaba una suma importante de sus bienes a esos menesteres, incluso  -aunque no es éste el caso-  causando con ello importantes privaciones a los hijos que quedaban  menores de toda edad. El miedo a las torturas del infierno y  del purgatorio justificaba esta forma de actuar. Hay que situarse en la época para entenderlo.

Fue sepultada  doña Manuela en el cementerio de la parroquial de San Sebastián (Madrid), debajo del altar del Santísimo Cristo del Consuelo. Al día siguiente al entierro se celebró una misa de cuerpo presente con diácono, subdiácono, vigilia y responso, además de 200 misas rezadas (a 3 reales de vellón cada una).

El ataúd costó 170 reales de vellón: una caja armada de todo herraje y forrada de estameña franciscana.

33 reales del hábito de San Francisco con que se amortajó el cuerpo.

70 reales el alquiler de los tapices cuando estuvo de cuerpo presente.

32 r. y 4 maravedís por el alquiler de lutos que han servido en la sala donde estuvo el cuerpo, a razón de 10 reales y 24 mar. cada uno según la tasa de Madrid. 

32 reales del alquiler de cuatro blandones de plata para alumbrar.

411 reales de la cera que se gastó.

27 reales de limosna a la Tercera Orden de penitencia de nuestro Padre San Francisco.

Abonos a la parroquia:

36 reales por la cruz y la misa. 110 reales a la fábrica de la iglesia. 700 reales de ofrenda. 176 r. de 22 sacerdotes participantes. 33 r.  los clamores. 4 r. la tumba. 6 r. de tres responsos. 18 r. a los sepultureros. 8 r. del crucero. 80 reales de velas. 12 r. la licencia. 30 r. los lutos. 36 r. por los blandones. 12 reales las tarimas. 4 reales los blandoncillos. 23 r. de los bajones (instrumentistas). 24 reales del rescate de hachas y 6 reales por el embaldosado. 97 reales y medio de 26 misas a 2 reales de plata cada una. En total 1415 reales y 30 maravedís se abonaron  a la parroquial. 

256 reales de una misa de novenario (sacerdotes, velas....)

84 r. de 28 misas.

516 reales de 172 misas.

Ascendió el total de los gastos de entierro y honras a 3072 reales y 16 maravedís de vellón. 







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