En otra ocasión me referí a Manuel de Gironda y Torres, enviado y persona de máxima confianza del duque del Infantado a La Coruña para informar de la llegada a España de la reina Mariana de Neoburgo, con quien Carlos II acababa de contraer, por poderes, segundas nupcias.
En vista de que se demoraba la llegada de la reina a La Coruña, donde la esperaba el séquito que en Madrid se había dispuesto para su servicio, el 4 de abril de 1690 partían desde esa ciudad hacia El Ferrol el mayordomo mayor, caballerizo mayor y los oficios de boca para regresar de nuevo a La Coruña acompañando a la reina, ya que parece cosa increíble que en diez días que ha entró en El Ferrol, no haya hecho dos horas de tiempo favorable para poder venir por mar a este puerto....Aunque son ocho leguas por tierra muy largas y de mal camino, la comitiva esperaba completar el trayecto en tres días.
Finalmente, el día 8 de abril, a las seis de la tarde, llegaba la reina a la Coruña. Fue conducida en su litera a la iglesia colegial de Santa María del Campo, donde se cantó el Tedeum. En la escalera del palacio la estaban esperando la camarera mayor y las damas. Allí se le entregó un reloj que le enviaba el rey. Dijo (que) era muy lindo; y el príncipe (un hermano de Mariana) le dio cuerda y le puso a la hora.....
Parece que la primera impresión que causó la reina a Manuel de Gironda no fue del todo satisfactoria......Es alta, muy severa y ha parecido admirablemente sin pasión ninguna. Se da mucho aire en la cara, mirada de medio lado, a la reina, nuestra señora madre y al rey, nuestro señor.
Para homenajear a la recién llegada se hicieron salvas de los baluartes y navíos que estaban en la mar. La condesa de Lemos, que ha engordado un poco, exhibió todo el boato que su situación de privilegio le permitía, en un alarde de lucimiento en honor a S.M.
El día 9, domingo, la reina se vistió y tocó a la española, sin que la haya inmutado el traje......Ha mandado vestir a la española a dos camaristas, una enana, una señora de honor y a la azafata que trae...
Los regidores organizaron un espectáculo de máscara. Cuatro hombres, los dos vestidos de mujer, protagonizaron un sarao en la antecámara de la reina. Desde la ventana del palacio pudo disfrutar viendo una danza de pescadores.
El agrado del pueblo es muy grande en medio de la seriedad que en sí tiene. Solo sienten las que la asisten lo tarde que S.M. se recoge, pues anoche, dicen, se acostó a las tres....
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