Corría el año 1522 cuando Carlos I mando equipar  una armada  para ir a las islas de los Azores a esperar la llegada de los navíos procedentes de Yucatán, cargados con  buena suma de oro....que para nos traen Alonso de Ávila y Antonio de Quiñones. El plan consistía en  proteger a los barcos  de los corsarios  y escoltarlos en el último tramo del trayecto, entre Las Azores y Cádiz.

Se armaron tres carabelas utilizando   parte de los 4.000 pesos de oro que vinieron de la isla de San Juan, a cargo de Fernando de Mogollón y de Blas de Villasante, si bien este dinero debía volver a las arcas reales una vez recaudado a través de un tributo conocido como  "Averías".

Partieron de Cádiz las tres naves al mano del capitán Domingo Alos de Amilibia, pero la operación resultó fallida y los corsarios franceses tomaron las carabelas y la mayor parte del oro de la flota que venía de Nueva España.

A Domingo Alos le prendieron y dieron muchas heridas. Y le llevaron preso a Francia, donde dice que ha estado mucho tiempo....Al final consiguió escapar, manco de ambos brazos y perdido en el viaje un hijo suyo.

Además de perecer la mayoría de la tripulación y de  perder el oro, la hacienda real había contraído una serie de deudas que, a pesar del fracaso, había que pagar. Veamos:

  En julio de 1525  el rey ordenaba  al tesorero de la Casa de la Contratación que   abonase a Amilibia  cinco meses de su salario y el sueldo y comida de 36 marineros, a 2 ducados por mes, cuyo importe había adelantado el capitán   en el momento de la expedición. Asimismo el duque de Medina Sidonia dio artillería por 320 ducados.......Así mismo había que pagar  una carraca de Cádiz por la que piden 2.500 ducados (1525). A Lázaro Noremberger se le debían 40.800 maravedís de cien escopetas..., a 12 reales cada una.....A Agustín de Franquis, genovés, 265.000 maravedís de cierta artillería que le fue tomada por nuestro mandado para la armada que mandamos hacer......y  se le debían pagar antes de diciembre de este año (1526). En junio de 1528 el propio rey ordenaba saldar la deuda  con Antón Sánchez, capitán de una de las tres carabelas. Eran 70.339 maravedís de sueldo y mantenimiento de la gente que llevó en el barco a la expedición de las Azores, donde Antón había perecido. Su viuda y su hija recibieron el dinero de manos del tesorero de la Casa de la Contratación.


                                                                              


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