Francisca Cabo Lavilla era una comadre natural de Zaragoza que llevaba unos nueve años residiendo en la villa de Castellón de la Plana. Tenía 60 años mas o menos cuando en mayo de 1698 fue requerida por el Tribunal del Santo Oficio. Ante D. Nicolás Capero, presbítero, comisario de la Inquisición de la villa referida y su partido, declaró haber traído al mundo tres criaturas con zurrón (envueltas en la placenta, lo que se conoce como parto velado) además de otro niño, hijo de un tejero, nacido tres años antes. Residía el tejero, Pedro Sanz, con su familia muy cerca del molino de Casa el Duch (?) donde, a su vez, vivía el molinero con su esposa e hija. Ambas familias mantenían una estrecha relación de amistad, hasta el punto de que el molinero era el padrino del hijo del tejero.
En el momento del nacimiento la comadre Francisca, apodada "la forastera" advirtió al matrimonio de que guardasen la placenta, ya que el zurrón era bueno para librar de escopetazos a los que van a la guerra. Y que quien le llevaba encima o sobre sí, no podía recibir daño...Convencidos los padres de la criatura de que habían tenido un hijo con dicha....., la comadre acomodó dicho zurrón en una bolsa y lo puso sobre el niño cuando lo llevaron a bautizar.
Al parecer, el tejero había prestado a su amigo molinero el zurrón protector en alguna ocasión, con tan buenos resultados que éste aseguraba: Ahora creo que es bueno el zurrón porque yo me he visto ya dos veces en escopetazos y nunca he salido dañado porque llevaba conmigo uno que tiene el tejero de junto a mi molino.
Durante la Semana Santa del año 1697 Pedro Sanz se ausentaba de su domicilio para trabajar en Benicasim. El molinero convenció a su esposa y a la del tejero para que asistieran a la procesión del Jueves Santo, momento que él aprovechó para entrar en casa del tejero y robar todo lo que contenía el arca donde estaba la placenta. Además del zurrón se llevó el tocino y las longanizas...Tanto se afligió la mujer del tejero que, antes de acostarse el ladrón, conmovido, le devolvió todo lo robado salvo el zurrón.
El Tribunal del Santo Oficio abrió un complejo proceso -cuyo final desconozco- con acusaciones por robo, encubrimiento, superstición y mala praxis.
Y mira que son raros los partos velados....
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