Fue más bien breve el periodo de tiempo en el que el conde de Oñate, Íñigo Vélez de Guevara,  desempeñó el cargo de embajador de Felipe IV en Roma. Sin embargo, a éste hombre, curtido en asuntos diplomáticos en otros lugares, con desigual ventura -todo hay que decirlo-, le bastaron apenas dos años para conocer bien los entresijos de las altas instancias de aquella corte. En 1648 abandonaba la embajada para asumir el virreinato de Nápoles. Y redactaba un memorial con  interesantes  recomendaciones para sus sucesores. 

Se componía la corte de Roma de individuos de diferentes nacionalidades: españoles, italianos, alemanes, borgoñones, franceses...

Los caballeros franceses vienen a esta corte.....a satisfacer su curiosidad...., aprender diferentes artes de nobleza. Se apartan  de las demás naciones, de ordinario tratan solo con sus compatriotas....Estiman más nuestra nación que la italiana.

Los italianos naturales de Roma, con la mala educación han perdido...la virtud y valor antiguo romano.....Aborrecen sumamente nuestra nación. Los lombardos son muy dóciles, de muy buenas costumbres y devotos del rey nuestro señor. Los napolitanos son arrogantes y ceremoniosos y se muestran españoles. Los florentinos son habladores, ingeniosos y se arriesgan poco y son franceses de inclinación. Los genoveses son propensos a la mercadería...., apuestos, eminentes..se portan con decoro. Algunos de ellos son afectos a España y otros a Francia. Los venecianos son de mediana capacidad....y franceses de razón. Los de la comarca romana...suelen ser ingeniosos y de buen trato, cuidan de sus intereses y siguen de mejor gana la parcialidad francesa que la nuestra.

Los alemanes..., en especial los vasallos de la Casa de Austria, aunque en lo exterior se muestran afectos a la corona de España, en realidad...son mas franceses que españoles.

Los borgoñones...son gente muy leal, aunque de poca consideración.

La gente ordinaria  procedente de Lieja, Flandes y  Lorena, que ocupan oficios de notarios, cursores....se pierden fácilmente en los vicios del vino y otros deleites y placeres. Son gente, en fin, de quien no se hace caso.

A pesar de que en ese momento el Papa había despojado a los cardenales de su poder resolutivo  y ejercían un papel meramente representativo, ....se ha de cultivar a los cardenales con obsequios superficiales......,procediendo con ellos como el cazador con el halcón, a quien da poco a poco la carne; y de esta manera, manteniéndolos en contínuas esperanzas, se saca de ellos lo que se quiere. 

Es la disimulación el alma de esta corte...No se oye palabra mala ni se experimenta obra buena...De las personas con quien había de tratar el nuevo embajador era la primera el Pontífice. Respecto a las gracias y mercedes que debiera solicitar a éste....no se ha de mostrar grande deseo de ellas porque si ve que son apretadas las instancias......se retira y vende caro lo que quizá...concedería fácilmente......Y cuando no las consiga,.......válgase de motivos de religión en cuanto lo juzgue necesario.

Gaste v.e. liberalmente en espías, pues una sola noticia se lo paga todo.....




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