Parece ser que a comienzos del año 1816 se registraron en Madrid más muertes repentinas  de las habituales. Enseguida empezó a correr el rumor de que la causa era el consumo de carnes infectas, en concreto  de carneros enfermos de viruela. Las autoridades de la villa con D. Manuel Fernández Gamboa  (alcalde de corte) a la cabeza se apresuraron a inspeccionar mataderos y puestos de abasto, concluyendo que la carne se expendía en perfecto estado y  podía consumirse con absoluta tranquilidad. 

El 24 de febrero de dicho  año, D. Ignacio de Jáuregui, primer médico de cámara de Fernando VII, publicaba un informe para ilustrar al público (sobre las muertes repentinas) y para que, fluctuando  entre el temor y la incertidumbre, no las atribuya a causas arbitrarias con perjuicio de la tranquilidad e intereses públicos.

A juicio  del médico, para confeccionar estadísticas había que distinguir  entre muertes repentinas y muertes inopinadas. Las primeras son aquellas en las que el hombre pasa del estado de perfecta salud  al de cadáver, por causas muy violentas que atacan el cerebro, el corazón o los pulmones. Conocemos muy pocos agentes causantes....,fuera de los gases azoóticos....y las violentas pasiones de ánimo.....Las muertes repentinas son mas frecuentes en revoluciones políticas y al fin de ellas, en que el hombre se ha visto asaltado de privaciones y peligros.

Las muertes inopinadas son aquellas que acontecen sin síntomas precursores inmediatos...en constituciones muy delicadas y por vicios orgánicos como los aneurismas o abscesos de pulmón.....Se desencadenan de improviso por la acción poderosa de la atmósfera, .....y sus explosiones se verifican en épocas de grandes destemples. Sin duda, por este motivo son más frecuentes en los equinoccios y sus inmediaciones. Pueden contribuir mucho a ellas las agitaciones particulares que sobrevienen en nuestro planeta y se anuncian por huracanes, terremotos...Las constituciones débiles....no pueden soportar violentos contrastes y naufragan...

Aseguraba el doctor Jáuregui que las enfermedades   que se originan por el consumo de alimentos o bebidas en mal estado, suelen manifestarse con indigestiones, disenterías, escorbuto, aftas, cólicos, diarreas, calenturas gástricas o de primeras vías, fiebres pútridas malignas, carbuncosas etc..

Y ninguna de estas últimas enfermedades ha reinado epidemiológicamente en este año en Madrid....





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