SUCESO EN PONFERRADA. Cuarta y última parte:
Era Esteban Suárez (o Juárez) un pez gordo que en marzo del año 1500, pocos meses antes de cometer el crimen, ostentaba el cargo de alcalde mayor de la villa de Villalón de Campos. En ese período ya tuvo problemas con la justicia por negarse a hacer cumplir una sentencia contra Rodrigo Pimentel, el poderoso conde de Benavente, quien debía hacer frente a un pago de 1000 doblas a cuenta de las 1500 en que había sido condenado.
La pena por el asesinato de su primera esposa, Marina de Torres, parece que no fue muy elevada. En marzo del año 1510 residía ya en Villalpando y ocupaba el cargo de justicia mayor del marquesado de Villafranca del Bierzo. Para entonces había tenido tiempo de casarse dos veces más, siendo su segunda esposa Ana Ruiz de Reinosa, con la que tuvo una hija. Después contrajo nupcias de nuevo con Beatriz de Villalpando y de este matrimonio nació, al menos, un hijo, Bernaldino Suárez. Además, estando casado con Marina de Torres, mantuvo una relación adúltera con Catalina López, vecina de Astorga, de la que nacieron Juan e Isabel Suárez.
Fue precisamente Catalina quien interpuso una demanda contra el licenciado Esteban Suárez, a quien solicitaba 80.000 maravedíes en concepto de alimentos para sus dos hijos, de quienes era curadora. El demandado no reconocía la paternidad, pero el conflicto entre las partes se resolvió con bastante celeridad porque la evidencia de las pruebas obligó al tribunal a declararle padre de los dos hijos adulterinos.
Entretanto el licenciado pasaba de ésta a mejor vida ese mismo año de 1510 (en noviembre ya había fallecido). A partir de entonces se planteó un conflicto de intereses entre sus herederos, entrando al pleito los hijos legítimos de Esteban Suárez, que reclamaban sus derechos sobre los ilegítimos. En medio de las idas y venidas del asunto, Catalina tuvo que afrontar el fallecimiento de su hija Isabel. A causa de este suceso hubo de proseguir el litigio, además de como curadora de su hijo Juan, como heredera de la finada Isabel. Juan de Quiroga, cabezalero y testamentario -junto con Juan de Folgueral- del licenciado, ostentaba la curadoría de los hijos menores legítimos del mismo. Además era depositario de algunos bienes del finado, entre ellos varios objetos de oro y plata (platillos, tazas, jarra...).
El litigio entre las partes se resolvió con un acuerdo por el cuál Catalina aceptaba la cantidad de 100 ducados (menos de la mitad de lo que solicitaba en un principio) en un pago único y se retiraba del proceso. Los hijos legítimos de Esteban recibían el grueso de la herencia, bastante mermada a estas alturas por los elevados gastos de las causas judiciales de su padre.
Concluían con él, en 1510, los conflictos originados por la azarosa vida del licenciado Esteban Suárez.
(Fin)
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