Mientras no se invente  otro modo de financiar las obras públicas -y parece que, de momento, no hay esperanza al respecto- será el sufrido ciudadano quien cargue con el peso contributivo.

En San Juan de Puerto Rico, en 1841, el templete de la torre del reloj de la Casa Consistorial corría riesgo de desplome y era necesario derribarlo y volver a construirlo. Por otra parte, se pretendía remodelar la fachada  del edificio levantando  unas torrecillas cuyo coste ascendía a 3.462, 23 pesos (cada peso equivalía a 8 reales  o 2 pesetas españolas). No quedaba más remedio que introducir nuevos impuestos. 

Para costear la construcción del templete se propuso cobrar 4 reales (medio peso, 50 centavos) mensuales por cada casa de teja, tejamaní o azotea...., desde la Puerta de Tierra de la ciudad hasta el Puente de San Antonio;   2 reales por cada bohío de tabla y yaguas y 4 reales a cada individuo que tenga bestias caballares o mulas de alquiler. Sin embargo, parece que el impuesto sobre la vivienda no era del agrado de los potentados -entre ellos, las autoridades- por ser los que tenían mayor número de propiedades inmobiliarias.  Tras algunas alegaciones en contra y a favor, el 24 de febrero de 1842, la Regencia de España (con Baldomero Espartero a la cabeza) ordenaba que tal obra se haga con el aumento del producto del ramo de carnicería......Y que sólo en el caso de no ser suficiente este arbitrio, se recurra al reparto vecinal. Otro de tantos ejemplos de protección a los más favorecidos.

La construcción de las torrecillas iba por otra vía. En este caso hubo acuerdo desde el principio y el 1º de marzo del año referido  (1841) las autoridades municipales y gubernativas de Puerto Rico aprobaban  un nuevo impuesto, sancionado el 31 de julio por la Regencia de la Corona de España. En mayo empezaron a cobrarse 4 reales fuertes (50 centavos) por cada riña de gallos que se verifica en la gallera de esta capital. El 29 de febrero de 1860 se habían recaudado 3.299,25 pesos y era muy poco lo que faltaba para completar la cantidad presupuestada. Pero, en vista de que la gente ya se había acostumbrado y era necesario disponer de fondos municipales, se decidió solicitar a España que dicho tributo continúe, por ser un ramo puramente de recreo.......y no pesa sobre un ramo de industria de los que proveen a las necesidades primeras de los pueblos.....

Huelga decir que la madre patria aceptó la propuesta. ¡No faltaba más!....




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