RELIQUIAS DE SAN BENITO

 El 10 de julio de 1594 el monasterio de San Benito de Valladolid recibía la reliquia del santo homónimo para ser honrada y colocada en el lugar especial que se había dispuesto para ella. Felipe II, como sabemos,  tenía una gran devoción a las reliquias, en general, y en particular a las de este bienaventurado santo.

A la procesión y los actos religiosos de la celebración  debían concurrir todas las religiones de la villa, mostrando sus miembros la alegría y regocijo que tendrán con tal prenda, haciendo para ello la demostración que sus fuerzas alcanzaren..... Que salgan todos los religiosos y se junten en la Iglesia Mayor y allí aguarden.....

Parece ser que antiguamente en las procesiones, juntas y otros actos a los que acudían las distintas congregaciones  religiosas, se guardaba el siguiente orden de colocación: En primer lugar los dominicos en dos coros, seguidos de los franciscos. En tercer lugar los agustinos, luego los carmelitas,  trinitarios, mercedarios, mínimos y, por último, carmelitas descalzos. Todos ellos colocados en dos coros. Sin embargo, en la procesión del Corpus Christi de ese mismo año,  los trinitarios no estuvieron de acuerdo con el lugar que se les asignaba, porque nunca las religiones han ido en esta villa en dos coros....  y además de no asistir,  entablaron un pleito contra los mendicantes en general, pero especialmente contra agustinos y carmelitas que, según ellos no debían precederles en el emplazamiento.

El asunto se descontroló con idas y venidas por parte de abades y ministros hasta tal punto que tuvo que intervenir el presidente de la Audiencia de Valladolid y miembro del Consejo Real, licenciado Junco de Posada,  que tuvo que tirar por el camino de en medio y buscar acuerdos de última hora, ya que faltaban dos días para la procesión de las reliquias.  Se dispuso  que las ordenes religiosas se colocaran en dos coros, uno a la derecha y otro a la izquierda. El primer lugar de la izquierda sería ocupado por los trinitarios, seguidos de los franciscanos; y el primero de la derecha por los agustinos, seguidos de los dominicos. Al ministro de los trinitarios, fray Luis de Calatayud, no le quedó más remedio que obedecer porque eran ordenes expresas del rey, si bien dejaba claro que acataba el mandato real porque se trataba de una circunstancia excepcional,.....sin perjuicio  para sus pretensiones y derechos que tienen a los dichos pleitos y diferencias....

 Felipe II redactaba, el 8 de agosto, una breve carta de agradecimiento a Junco de Posada, por haber transcurrido todo con tanta quietud y devoción....

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