HOSPITAL GENERAL DE MADRID. Segunda parte:

...Tenían las salas pieza de lugar común, pero habiendo acreditado la experiencia  que exhalaban vapores fétidos por el continuo uso que se hacía, fue forzoso tapiarlas dejando solamente algunas en todos los pisos y tránsitos del hospital para los sirvientes. También se conservaron los que se limpian con agua llovediza conducida por canales construidos para tal fin.

 Las habitaciones   del hospital iban a tener  capacidad para novecientos enfermos, porque jamás se ha acostumbrado en Madrid poner dos enfermos en la misma cama, antes bien hay tanto cuidado que no entra uno en la cama que desocupó  otro sin que se mude la ropa, la que siempre es limpia y recién lavada. Si el convaleciente fallece en la cama se mudan también los colchones y las almohadas y se  deshacen para lavar la tela y para que  la lana se ventile y purifique antes de volverlos a usar.

En 1787 no se habían concluido  las obras  del nuevo  hospital (nunca se concluyeron). Por eso era preciso hacer uso de la parte antigua, donde tenían sus habitaciones los hidrópicos, los camarientos, los asmáticos y los éticos con su respectiva separación de salas y servidumbre. Y ...están también los de cirugía venérea y los locos.

Las mujeres ocupaban su antiguo hospital que, aunque tiene su propia  puerta de acceso desde la calle, se comunica por dentro con el de los hombres cuando  es necesario. Aunque las viejas instalaciones no eran tan cómodas como las del nuevo hospital, en cuanto a servidumbre, asistencia, cama sola, mudanza de ropa y demás, todos son iguales.

Cada cama tenía de largo siete pies, de ancho tres y medio (que viene a ser también la medida del hueco entre cama y cama) y de alto algo más de media vara. Estaban  colocadas todas con la cabecera pegada a la pared y los pies hacia el medio de la sala. Son  todas de hierro y están encordeladas. No se usaban cortinas porque la comodidad que puedan prestar estorba la ventilación. Cada cama estaba equipada con  dos colchones de lienzo con una arroba de lana cada uno, y dos almohadas de a dos libras y media de la misma; dos sábanas de lienzo común - llamado Ruan de Westfalia-  y una manta o dos si el enfermo necesitaba mas abrigo. 

Las habitaciones del piso bajo se reservaban para los enfermos que requerían cirugía. Las enfermerías o salas  grandes se destinaban a acoger al personal civil, mientras  las pequeñas eran para  los soldados. En el piso mas alto se encontraba la sala de convalecencia, al lado de un corredor espacioso con balaustrada de hierro que ocupa un lienzo o fachada del patio grande, donde pueden pasear, esparcirse y ventilarse los convalecientes.

En la sala principal de cirugía había una pieza cuadrada que sirve para tener con mas recogimiento y prolija asistencia a los enfermos que han necesitado de grandes operaciones. Y si en alguna ocasión se presenta persona de tan particulares circunstancias que merezca singularizarse, se pone en este cuarto. Ni mas ni menos que lo que hoy conocemos como UCI.

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