HOSPITAL GENERAL DE MADRID. Sexta parte:

La utilidad de su instituto es bien patente, dado que los hermanos obregones tienen en España ocho hospitales a su cuidado. La Junta del de Madrid logra un gran descanso con ellos....Es mas propio y mas decente que sirvan a los hombres los obregones.....que no las hermanas de la Caridad, si bien que estas señoras para la asistencia de mujeres no pueden mejorarse.

El hermano mayor de la Real Junta (autor de la memoria que proporciona todos los datos y la que sirve de referencia para estos artículos, cuyo nombre desconozco) había viajado por Francia y en sus visitas a hospitales quedó maravillado de la labor de asistencia a los enfermos que prestaban las religiosas de San Vicente de Paul. Tanto que, junto con los demás gestores, empezó a negociar el traerlas a Madrid y consolidar su establecimiento para que asistieran a las mujeres hospitalizadas.

Algunas congregaciones religiosas autorizaban a varias personas del mayor carácter para que los domingos y festivos acudieran a regalar, consolar y asistir a los enfermos y enfermas.

Entre 1782 y 1786 (ambos inclusive) los Reales Hospitales, General y de la Pasión, de Madrid proporcionaron 2.069.425 de estancias. Se atendió en estos años  a 88.700. Al finalizar el quinquenio habían fallecido 11.254, se habían curado 70.064 y quedaban  6.762 enfermos  recibiendo tratamiento. Entre los curados se incluían los que voluntariamente se habían ido del centro antes de recibir el alta. 

La práctica que de tiempo inmemorial  regía en dichos hospitales  respecto a la alimentación de los enfermos   -prescrita por  médicos y cirujanos-  constaba de tres tipos de dieta: media ración, ración entera y ración y media.

Media ración: Cuatro onzas de pan (poco más de 100 gr.) para comer y otras cuatro para cenar; medio cuartillo de vino común, blanco o tinto (mitad a la comida y mitad a la cena) y seis onzas (unos 170 gr.) de carnero en la comida y otro tanto en la cena, sustanciadas en las ollas....con el tocino y los garbanzos correspondientes.

La ración y media (era en realidad 3/4 de ración) se componía de la misma cantidad de alimento  en la cena que la media ración; en la comida se doblaba la ración de pan y de vino.

La ración entera consistía en el doble de pan y de vino que la media ración. Además se servían doce onzas de queso repartidas por mitad entre  las dos tomas. Las doce onzas de carnero diarias eran  comunes a todos los enfermos.

Los licores especiales que recetaban los médicos a los dolientes necesitados de usarlos, se administraban en dosis de tres (para los remedios simples) o seis onzas para los reparos dobles).

En el próximo artículo desmenuzaremos mas detalles  de la dieta de los pacientes.





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