EXTINCIÓN DE INCENDIOS:
De mediados del siglo XVII data un documento que recoge las instrucciones a ejecutar en caso de incendios en la villa de Madrid.
Las labores de extinción eran gestionadas por la Sala de Alcaldes de Casa y Corte, a cuyas ordenes se sometían los corregidores, regidores y demás ministros de la villa. El alcalde mas antiguo de la Sala debe tener memoria de los albañiles y carpinteros y otras personas que debían acudir en caso de incendio.....Unos con jeringas, otros con piquetas, picos y hachas de cortar madera. Y todos, en tocando la campana de Santa Cruz a fuego......,porque de lo contrario, serían severamente castigados.
Los cubos necesarios se cogían de las casas de los esparteros; los cántaros, de los puestos de las plazuelas, que en todas hay. Los vendedores de herramientas también aportaban lo suyo; y los cereros las hachas para alumbrar, ya que de ordinario sucede de noche. Los aguadores de cabalgaduras y de a dos cántaros también estaban obligados a acudir. Una vez extinguido el incendio, los gastos originados en material -que no en mano de obra- corrían a cargo de los dueños de las casas siniestradas, siempre que su situación económica lo permitiera. En caso contrario, ....se manda que lo pague la villa.
Lo primero que había que hacer era cercar la casa incendiada para poner a salvo las ropas y enseres que se habían podido sacar. Solo se consentía entrar a matar el fuego a los oficiales con sus herramientas y a las religiones. Desde la fuente mas cercana se hacen dos hileras de gente. Por la una, de mano en mano, se dan los cubos de agua y por la otra vuelven los vacíos, trocando a ratos las hileras para que descansen unos y trabajen otros.
Nunca he visto remediarse con agua los incendios, pero ayuda mucho para poder trabajar. El verdadero remedio es cortar un pedazo de la casa que se quema; y si ésta no tiene remedio, de la mas vecina. Para estas operaciones se echaba mano de algunas armas, alabardas, picas y chuzos. Cuando los trabajos de extinción se prolongaban mas de lo previsto, se establecían turnos de trabajo y se repartía pan, vino y queso entre los operarios,. El coste de las viandas se cargaba a las rentas del común porque la hacienda de la república....es para estas ocasiones y otras necesidades públicas.....
En las iglesias, estando a salvo, se recogían las mujeres, religiosas y seglares, y los niños. Si no era posible, se habían de tener dispuestas casas honradas, poniendo los alcaldes especial cuidado de que no entren en ellas chusma ni gente moza....que pusiera en peligro la decencia.
Comentarios
Publicar un comentario