CONDENAS Y EJECUCIONES. (Segunda y última parte):

Aunque no  todos los delitos estaban castigados con pena de muerte, llama la atención  la severidad y desproporción  (desde la óptica actual) de las sentencias condenatorias a mediados  del siglo XVII, que es el periodo que nos ocupa.

Los azotados se salen de la cárcel y se llevan por las calles acostumbradas. Y si han de ir a galeras, se vuelven a la cárcel. Y si han de ir desterrados se envían desde el lugar acostumbrado, dando fe de ello el escribano de turno.

Los condenados a vergüenza pública y las mujeres habían de hacer el recorrido estipulado con  un artilugio de madera llamado pie de amigo; este instrumento  les obligaba a mantener alta la cabeza para así ser observados por  la concurrencia. Tampoco se les consentía taparse la cara con los cabellos y guedejas. Cuando se condenaba a algún reo por actividad comercial fraudulenta, se le colocaba en el palo de la vergüenza......, se le ponen pendientes las pesas o peso de carne, pescado u otra cosa por que ha sido castigado.....,además de publicar el delito a base de pregones. Lo mismo ocurría cuando se clava a alguno la mano en la horca por haber hecho uso de daga o espada y haber provocado heridas con ellas. En ambos casos, los condenados  permanecían expuestos al público durante algún tiempo, encargándose  las autoridades  de  que nadie les apedree ni maltrate.....

A las mujeres vagamundas que se sacan a la vergüenza o son desterradas, se les ha de rapar en la cárcel pelo y cejas, a navaja, y atadas a una soga las saca el ejecutor haciendo el recorrido que se le ordena.

En la cárcel también se azotan al poste algunos muchachos cicateros o hurones. En caso de reincidencia y no siendo suficiente haberlos azotado o desterrado, se dejan en la cárcel hasta que tengan la edad reglamentaria para enviarlos a galeras. Reconoce el escribano que  para éstos y las mujeres vagamundas nunca se ha hallado remedio aunque estén avergonzados, azotados y desterrados dos y tres veces.....Y así, a ellos la cárcel hasta que vayan a galeras. Y a ellas, siendo incorregibles,  cárcel perpetua o ahorcarlas, que ya se ha practicado en algunas ladronas vagamundas e incorregibles.....

Por último, los ejecutores o verdugos, obligados a tener prevenido todo lo necesario para cada tipo de castigo, con el pretexto de cumplir la ley, cometían ciertos abusos aprovechándose  de cabalgaduras ajenas o sacando de las tiendas  mas sogas y cordeles de los precisos. La Sala de Alcaldes de Casa y Corte se veía en la necesidad de corregir estos abusos y propuso como mejor remedio aumentar considerablemente el salario de los verdugos.


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